¿Por qué hay una pequeña Venecia al borde del desierto?
Por Ulrike Lemmin-Woolfrey, CNN
Todos hemos visto modelos de diseño que muestran personas en miniatura charlando alegremente en calles arboladas y sentadas a la entrada de restaurantes. Pero muchos desarrollos residenciales modernos terminan siendo lugares inquietantes y vacíos, carentes de vida y atmósfera.
A veces, con la combinación adecuada puede funcionar, y los proyectos incluso se convierten en atracciones turísticas.
La Perla de Qatar es un lugar que parece haber encontrado la fórmula. Construida hace 20 años, esta isla artificial frente al extremo norte de la capital, Doha, es un mundo ligeramente surrealista, con coloridos edificios y canales que parecen lanzados desde Venecia, junto a puertos deportivos repletos de barcos de lujo.
Aunque todavía hay obras en curso en algunas partes de la isla y, sí, algunas unidades aún permanecen vacías, se ha convertido en un próspero centro de residentes cosmopolitas, cafés, restaurantes, tiendas e instalaciones de ocio.
Para los visitantes de Qatar, vale la pena explorarlo por su pura exuberancia arquitectónica y para admirar el mundo impecable y enrarecido en el que viven muchos de sus residentes.
Unos tres años después de que comenzara la construcción de las islas Palm Jumeirah frente a la costa de Dubai, Qatar decidió construir su propia isla artificial. El pequeño país no era ajeno a la recuperación de tierras, pues ya había remodelado su paseo marítimo semicircular, la Corniche, y el centro de negocios West Bay, y construido el Aeropuerto Internacional de Hamad, ubicado en un terreno que ganó un 60% al Golfo Pérsico.
La elección de un lugar poco profundo frente a la costa este, en un antiguo sitio de extracción de perlas que se utilizó mucho en la época anterior a la explotación petrolífera, hizo que la recuperación fuera más rentable y más fácil de gestionar que otros proyectos insulares, como los de Dubai, que solían a ubicarse en aguas más profundas.
Construida para parecerse a un collar de perlas, con dos bahías casi circulares más grandes rodeadas de torres de departamentos y unas pocas cuentas más pequeñas espaciadas en los extremos, generalmente pobladas con villas unifamiliares más grandes, incluida la privada Isola Dana, reservada para la familia real de Qatar, el contorno singular de La Perla se puede ver fácilmente desde el espacio.
La Perla fue el primer proyecto de desarrollo urbano en Qatar que ofreció plena propiedad a inversores internacionales, así como a residentes extranjeros. Con esto en mente, el diseño del desarrollo se basó en una mezcla de influencias mediterráneas y árabes.
Al frente del proyecto estaba la empresa constructora United Development Company UDC, una compañía fundada en 1999 que empezó a cotizar en la Bolsa de Qatar desde junio de 2003.
La recuperación de tierras del mar no solo destruye los hábitats costeros y marinos existentes, sino que también altera el entorno circundante. Sin embargo, La Perla ha realizado esfuerzos para salvar los hábitats existentes y fomentar la creación de nuevos, y afirma ofrecer una biodiversidad sorprendentemente diversa para la región, donde la vida marina es naturalmente bastante limitada debido a las altas temperaturas y al entorno arenoso.
El desarrollo ha recibido elogios del ambientalista Yousef Alhorr, director del organismo de investigación de sostenibilidad con sede en Qatar, la Organización del Golfo para la Investigación y el Desarrollo, por los elementos destinados a reducir el consumo de energía, incluida una planta de refrigeración centralizada que puede funcionar utilizando aguas residuales tratadas.
Los parques y las costas aisladas que rodean el lugar atraen aves, incluyendo flamencos. También se hacen limpiezas de playas periódicas o campañas de concienciación comunitaria. Una gran planta de reciclaje permite a los residentes reducir los residuos. Hay puntos de carga eléctrica en la isla, así como patrullas de seguridad eléctricas, servicios de taxi locales y conexiones de autobús con el metro cercano.
Existen numerosos barrios dentro del desarrollo, cada uno con su propia identidad y arquitectura, como Porto Arabia, que en 2009 vio la mudanza de los primeros residentes de La Perla y está ubicado alrededor de un gran puerto deportivo. Otro barrio, Viva Bahriya, ubicado alrededor de una bahía con playa, que ofrece varias instalaciones para deportes acuáticos.
A lo largo de Porto Arabia hay restaurantes y cafeterías que, en los meses más fríos, se convierten en un animado centro donde la gente se sienta al aire libre, hace ejercicio o simplemente pasea por el puerto deportivo. En los meses más cálidos, una pasarela cubierta y climatizada junto a los edificios permite a los residentes ir andando a los servicios locales, en lugar de usar el automóvil.
Insaf Benazaid, oriunda de Argelia, lleva dos años viviendo en Porto Arabia. Dice que eligió La Perla por la comunidad y el acceso a lugares de entretenimiento familiar. “Creo firmemente que la comunidad de La Perla es una buena experiencia para nosotros, junto con la seguridad y las condiciones de vida”, afirma.
El Barrio Qanat, de inspiración veneciana, tiene casas de colores pastel a lo largo de numerosos canales y su propio Puente de Rialto. Es una vista un tanto inusual en un país más conocido por sus desiertos vacíos.
En una tarde típica, no es raro ver a uno o dos turistas paseando, disfrutando de esta faceta diferente de Qatar. Es una excursión especialmente cómoda para quienes hacen escala en el aeropuerto: está a 30 minutos en taxi desde el aeropuerto fuera de las horas transitadas y a 15 minutos de la Corniche.
Mirna Saayfan, del Líbano, acaba de mudarse a Floresta Gardens, una zona verde de casas unifamiliares. Cuenta que le encanta la comodidad del lugar. “La Perla es un lugar moderno, limpio y cómodo para vivir”, dice. “Y lo que más apreciamos es el paisajismo y la cercanía con la playa”.
Madinat Central es el centro de la isla. Cuenta con una plaza repleta de restaurantes y cafeterías, supermercados, tiendas especializadas e instalaciones como cines y un nuevo hospital.
A lo largo de este collar de perlas, hay una escuela internacional, hipermercados, mezquitas e instalaciones que van desde peluquerías hasta farmacias y gasolineras.
La sensación de pueblo pequeño es muy diferente a la del resto del Qatar urbano moderno.
En general, el éxito de La Perla puede residir en su accesibilidad para peatones, una rareza en Doha, o en la combinación de su arquitectura y sus numerosas áreas sociales.
O tal vez simplemente se deba a que la comunidad ha logrado una versión funcional del tan cacareado concepto de ciudad de 15 minutos, con todas las necesidades diarias al alcance de la mano, oportunidades de salir, ya sea a parques o cafés, y los residentes básicamente solo tienen que salir para ir a trabajar.
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