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Así será el año para el sector espacial: un cohete de SpaceX en Marte, turismo y más competencias de multimillonarios

Pixabay

Alexandra Ferguson

Nueva York (CNN Business) —  Si 2021 fue el año en que los turistas espaciales adinerados hicieron alardes ostentosos de sus misiones únicas, 2022 promete ser otro año que consolide el control del sector privado sobre los viajes espaciales modernos.

Las grandes empresas están empezando a impregnar todos los ámbitos de los vuelos espaciales, desde los lanzamientos privados más espectaculares hasta el detalle más mínimo. Una versión modificada del asistente virtual Alexa de Amazon incluso formará parte de un viaje futuro de la NASA alrededor de la Luna. Habrá más misiones al espacio tripuladas por los ultrarricos. SpaceX, de Elon Musk, también planea poner por primera vez en la órbita terrestre su colosal cohete Starship, de 120 metros de altura, cuyo destino final es llegar a Marte.

Al igual que en años anteriores, los reguladores federales se enfrentarán a lo que puede y debe ser su papel en esta nueva era.

He aquí un vistazo a lo que está por venir.

Starship y la Administración Federal de Aviación

SpaceX, la imagen de la era espacial comercial, ha estado ansioso por lanzar una versión a escala real de su cohete Starship en su primer vuelo de prueba orbital.

El lanzamiento será crucial. El Starship promete superar la potencia de cualquier cohete jamás construido, incluidos los cohetes Saturn V que llevaron a los astronautas a la Luna en el siglo pasado.

(La NASA también lanzará este año su propio cohete nuevo: una misión de prueba para el próximo alunizaje llamada Artemis 1, que utilizará un cohete diferente que también promete superar la potencia del Saturn V).

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Después de unos cuantos lanzamientos de prueba a gran altura en la primera mitad de 2021 de la nave espacial superior, la compañía ha estado ensamblando su primer cohete Starship a escala real. El cual se completa con un gigantesco cohete propulsor que promete impulsar la nave espacial hasta la órbita.

Musk había indicado que la empresa estaba preparada para empezar ese vuelo de prueba desde julio del año pasado.

Pero la segunda mitad de 2021 estuvo llena de obstáculos. La Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés), que autoriza los lanzamientos de cohetes comerciales, realizaba una evaluación ambiental para revisar cuál sería el impacto de lanzar un cohete tan masivo desde la costa rural de Texas. En octubre se abrió un periodo de comentarios públicos en el que se escucharon las voces de muchos residentes locales que se oponían firmemente a la idea, así como de algunos fervientes partidarios que no eran necesariamente de la zona.

Los participantes en los comentarios públicos podían llamar desde cualquier lugar. Y aunque la mayoría de la gente se pronunció a favor de dejar que el proyecto siguiera adelante, las personas que se identificaron como residentes en las inmediaciones del lugar de lanzamiento de SpaceX en el sur de Texas se opusieron en su mayoría, según un recuento realizado por Joey Roulette, entonces reportero de The Verge.

Aunque SpaceX esperaba inicialmente obtener luz verde a finales de 2021, según la FAA, la evaluación medioambiental continuará al menos hasta el 28 de febrero de 2022.

La agencia citó “el alto volumen de comentarios presentados” y “las discusiones y esfuerzos de consulta con las partes consultoras” como motivos del retraso.

Turismo orbital y lanzamientos de astronautas

Con su programa Starship en el limbo, SpaceX ha mantenido sus lanzamientos de astronautas, en colaboración con la NASA, más o menos dentro de lo previsto.

Y habrá más. Los astronautas que viajaron a la Estación Espacial Internacional a bordo de una cápsula Dragon de SpaceX regresarán en abril. De hecho, está previsto que una nueva tripulación de cuatro personas se lance a bordo de su propia cápsula Dragon para sustituirlos ese mismo mes.

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Con la bendición de la NASA, SpaceX también es libre de vender vuelos a bordo de Dragon a cualquiera que pueda pagarlo. La empresa planea hacer eso justo después de su misión Inspiration-4 de 2021, un proyecto que incluye a cuatro personas y está dirigida por la startup Axiom, con sede en Houston, que llevará a tres empresarios y a un exastronauta a la Estación Espacial Internacional.

También se están preparando otros vuelos turísticos de SpaceX a la órbita, aunque aún no se han concretado los planes ni las fechas de lanzamiento.

Las oportunidades de viajar a la órbita también pueden expandirse este año si Boeing logra poner en marcha su nave espacial Starliner.

A Boeing la contrataron junto con SpaceX para desarrollar una nave espacial apta para la tripulación, capaz de transportar astronautas profesionales a la EEI y, si la empresa lo desea, turistas adinerados. Pero Boeing se ha visto asediada por numerosos problemas de pruebas y desarrollo.

Recientemente, el Starliner fue retirado de la plataforma de lanzamiento tras descubrirse problemas en su sistema de propulsión poco antes de un vuelo de prueba programado. La compañía dice ahora que lo más pronto que puede despegar una prueba sin tripulación es mayo de 2022.

Branson, Bezos y el turismo espacial suborbital

Las empresas espaciales de Richard Branson y Jeff Bezos llevan años trabajando en el desarrollo de naves espaciales capaces de llevar a clientes adinerados a breves viajes supersónicos al borde del espacio. En 2021, ambos multimillonarios realizaron sus propios viajes a bordo de sus respectivas naves espaciales.

Los dos vuelos terminaron sin problemas aparentes. Y los hombres salieron de sus naves espaciales equipados con trajes de vuelo personalizados y radiantes para las cámaras.

El exitoso lanzamiento de Bezos en julio catapultó a la compañía a un ajetreado resto del año en el que volaron algunas figuras de alto nivel como “invitados de honor”. Lo que significa que no tuvieron que pagar los pasajes. El 2022 promete traer aún más actividad para la empresa de turismo espacial, llamada Blue Origin, aunque la compañía aún no ha anunciado las fechas de los vuelos ni los pasajeros para este año.

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Pero Virgin Galactic se enfrenta a retrasos importantes. Un informe del diario New Yorker reveló que las luces de advertencia se apagaron en la cabina durante el vuelo de Branson y que el avión espacial viajó fuera de su espacio aéreo designado durante 41 segundos. La Administración Federal de Aviación suspendió todos los vuelos a la espera de una revisión, que concluyó en septiembre y dio el visto bueno a Virgin Galactic. Sin embargo, la empresa está retrasando el inicio de los servicios comerciales hasta al menos el tercer trimestre de 2022, bajo el argumento de mejoras tecnológicas no relacionadas.

Los problemas laborales empiezan a surgir

Por su parte, Blue Origin se ha enfrentado a sus propias controversias, aunque ninguna ha indicado problemas específicos de seguridad con su cohete o nave espacial.

Más bien, un grupo de 21 empleados actuales y anteriores firmaron una carta en la que señalan que la empresa tiene un ambiente de trabajo tóxico, donde la “disidencia profesional” es “sofocada activamente”. Blue Origin respondió a las acusaciones diciendo que “no tolera la discriminación ni el acoso de ningún tipo”.

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La carta suscitó suficiente preocupación en la FAA como para empezar una revisión. Pero, informes de CNN Business también revelaron que los investigadores de la agencia asignados a la tarea enfrentaron obstáculos por la falta de protecciones legales para los denunciantes en la industria de los vuelos espaciales comerciales.

Los correos electrónicos que obtuvo CNN Business mostraron que la revisión se cerró a pesar de que los investigadores nunca tuvieron la oportunidad de hablar con ninguna de las personas que firmaron anónimamente el texto de denuncia.

La situación volvió a poner de manifiesto la complejidad del “periodo de aprendizaje” para la industria espacial que designó el gobierno federal , una medida que impide a los reguladores aplicar ciertas normas nuevas o ejercer los mismos poderes de supervisión que tiene para otros sectores.

Esta designación expira en 2023, y la FAA indicó que los legisladores están supervisando la situación y considerando un cambio. Además, todo el asunto podría ser pronto objeto de un informe de la Oficina de Responsabilidad Gubernamental (GAO, por sus siglas en inglés).

Los correos electrónicos obtenidos por CNN Business muestran que la GAO se puso en contacto con la FAA para obtener más información sobre su investigación acerca de Blue Origin.

Mientras tanto, las acusaciones sobre la cultura laboral de Blue Origin, similares a las de otro documento de denuncia sobre SpaceX, han puesto a la industria espacial comercial bajo un mayor escrutinio.

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Un gran vacío que está aglomerado

Preguntas similares sobre cómo regular el espacio exterior en la era de la comercialización se están planteando en la escena internacional. Con SpaceX y otros poniendo miles de satélites para un nuevo negocio que se basa en el espacio, y una reciente prueba de destrucción de satélites que ejecutó el gobierno de Rusia, la preocupación por el hacinamiento en la órbita terrestre va en aumento.

Recientemente se han producido numerosos sucesos de gran repercusión que ponen de manifiesto lo que está en juego: los satélites Starlink de SpaceX estuvieron a punto de chocar con la estación espacial china, la Estación Espacial Internacional ha tenido que maniobrar para apartarse de la trayectoria de los desechos en numerosas ocasiones, y cohetes desintegrados han caído de la órbita fuera de control.

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Grupos de las Naciones Unidas llevan décadas trabajando para actualizar los tratados internacionales que rigen el uso del espacio exterior. Hasta ahora, han tenido poco éxito.

Pero el esfuerzo está ganando atención una vez más con una resolución del 1 de noviembre que creó un grupo de trabajo de composición abierta que evaluará “las amenazas actuales y futuras a las operaciones espaciales, determinará cuándo un comportamiento puede ser considerado irresponsable, ‘hará recomendaciones sobre posibles normas, reglas y principios de comportamientos responsables’, y contribuirá a la negociación de instrumentos legalmente vinculantes; — incluyendo un tratado para prevenir ‘una carrera armamentista en el espacio'”, según un artículo publicado recientemente y escrito por dos expertos en política espacial.

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