La supergigante Betelgeuse tuvo una erupción enorme nunca antes vista
Alexandra Ferguson
(CNN) — La supergigante roja Betelgeuse, una estrella colosal en la constelación de Orión, experimentó una erupción estelar enorme, como nunca antes se había visto, según los astrónomos.
Betelgeuse llamó la atención por primera vez a finales de 2019 cuando la estrella, que brilla como una gema roja en el hombro superior derecho de Orión, experimentó un oscurecimiento inesperado. La supergigante siguió oscureciéndose en 2020.
Algunos científicos especularon que la estrella explotaría como una supernova, y desde entonces han tratado de determinar qué fue lo que sucedió.
Ahora, los astrónomos han analizado los datos del telescopio espacial Hubble y otros observatorios, y creen que la estrella experimentó una titánica eyección de masa superficial, perdiendo una parte sustancial de su superficie visible.
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“Nunca antes habíamos visto una enorme eyección de masa de la superficie de una estrella. Nos encontramos con que está ocurriendo algo que no entendemos del todo”, dijo Andrea Dupree, astrofísica del Centro de Astrofísica | Harvard y Smithsonian en Cambridge, Massachusetts, en un comunicado.
“Es un fenómeno totalmente nuevo que podemos observar directamente y resolver los detalles de la superficie con el Hubble. Estamos observando la evolución estelar en tiempo real”.
Nuestro sol experimenta regularmente eyecciones de masa coronal en las que la estrella libera partes de su atmósfera exterior, conocida como corona. Si este clima espacial llega a la Tierra, puede tener un impacto en las comunicaciones por satélite y en las redes eléctricas.
Pero la eyección de masa superficial que experimentó Betelgeuse liberó más de 400.000 millones de veces más masa que una eyección de masa coronal típica del sol.
Esta ilustración muestra la erupción que hizo que la estrella supergigante roja Betelgeuse se oscureciera misteriosamente.
La vida de una estrella
La observación de Betelgeuse y su inusual comportamiento ha permitido a los astrónomos observar lo que ocurre al final de la vida de una estrella.
A medida que Betelgeuse quema el combustible de su núcleo, ha crecido hasta alcanzar proporciones gigantescas, convirtiéndose en una supergigante roja. La estrella enorme tiene 1.600 millones de kilómetros de diámetro.
En última instancia, la estrella explotará en forma de supernova, un acontecimiento que podría ser visible brevemente durante el día en la Tierra. Mientras tanto, la estrella está experimentando algunos estallidos intensos.
La cantidad de masa que pierden las estrellas al final de su vida cuando se queman mediante la fusión nuclear puede afectar a su supervivencia, pero incluso la pérdida de una cantidad significativa de su masa superficial no es una señal de que Betelgeuse esté lista para explotar, según los astrónomos.
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Astrónomos como Dupree han estudiado cómo se comportó la estrella antes, durante y después de la erupción en un esfuerzo por entender lo que ocurrió.
Los científicos creen que un flujo convectivo, de más de 1,6 millones de kilómetros de diámetro, se originó en el interior de la estrella. El flujo creó choques y pulsaciones que desencadenaron una erupción, desprendiendo un trozo de la capa exterior de la estrella llamado fotosfera.
El trozo de la fotosfera de Betelgeuse, que pesaba varias veces más que la Luna, fue liberado al espacio. Al enfriarse, la masa formó una gran nube de polvo que bloqueó la luz de la estrella, notorio al observarla a través de telescopios en la Tierra.
Betelgeuse es una de las estrellas más brillantes del cielo nocturno de la Tierra, por lo que su oscurecimiento, que duró unos meses, fue perceptible tanto en los observatorios como en los telescopios de patio.
Recuperación de la explosión
Los astrónomos han medido el ritmo de Betelgeuse durante 200 años. El pulso de esta estrella es esencialmente un ciclo de oscurecimiento y brillo que se reinicia cada 400 días. Ese pulso ha cesado por ahora, un testimonio de lo consecuente que fue la erupción.
Dupree cree que las células de convección del interior de la estrella que impulsan la pulsación siguen reverberando desde la explosión y lo comparó con el chapoteo de una tina de lavadora desequilibrada.
Los datos del telescopio han mostrado que la capa exterior de la estrella ha vuelto a la normalidad a medida que Betelgeuse se recupera lentamente, pero su superficie sigue siendo elástica mientras la fotosfera se reconstruye.
“Betelgeuse sigue haciendo cosas muy inusuales en este momento”, dijo Dupree. “El interior está como rebotando”.
Los astrónomos nunca habían visto a una estrella perder tanta superficie visible, lo que sugiere que las eyecciones de masa superficial y las eyecciones de masa coronal podrían ser dos cosas muy diferentes.
Los investigadores tendrán más oportunidades de observar la masa expulsada de la estrella utilizando el telescopio espacial James Webb, que podría revelar pistas adicionales a través de la luz infrarroja, que de otro modo sería invisible.
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