ANÁLISIS | Las negociaciones por los estadounidenses detenidos, ¿ralentizan la lucha por la democracia en Venezuela?
Ángela Reyes Haczek
(CNN) — Un número creciente de ciudadanos estadounidenses están siendo detenidos en Venezuela, y aunque se desconoce exactamente cuántos son, los arrestos podrían darle al líder autoritario Nicolás Maduro una ventaja en las frías relaciones con Washington.
Desde 2019, Estados Unidos y decenas de países de todo el mundo han dicho que no consideran legítima la presidencia de Maduro, reconociendo en su lugar al líder opositor Juan Guaidó como jefe de Estado interino. Sin embargo, la Casa Blanca de Joe Biden, actual presidente de Estados Unidos, ha enviado a funcionarios de alto rango a Caracas tres veces este año para reunirse con Maduro y sus representantes, en un esfuerzo por negociar por los estadounidenses detenidos.
Aunque el Gobierno de Biden no ha extendido la alfombra roja —se negó a invitar a Maduro a la Cumbre de las Américas de este año y mantuvo sanciones personales a funcionarios del Gobierno venezolano— el hecho de que funcionarios de alto rango se reúnan directamente con Maduro para hablar de los detenidos sugiere que la Casa Blanca ha abandonado la táctica de la era Trump de hacerle el vacío al líder autoritario.
El esfuerzo parece separado de las conversaciones paralelas que buscan impulsar la producción de petróleo de Venezuela bajo la presión del aumento de los precios del gas a nivel mundial y de las negociaciones políticas entre bastidores alentadas por Washington entre Maduro y la oposición liderada por Guaidó, que hasta ahora son un proceso que se mueve lento.
Concesiones en los principios
Presionada a nivel interno, la administración de Biden ya ha demostrado que está dispuesta a hacer concesiones en los principios con el fin de tomar medidas prácticas para ganar la libertad de los ciudadanos estadounidenses en el extranjero.
Como informó CNN previamente, la Casa Blanca ya ha ofrecido intercambiar a la jugadora de la WNBA Brittney Griner y al ex infante de marina estadounidense Paul Whelan —ambos detenidos en Rusia— por Viktor Bout, traficante de armas ruso condenado. Esta propuesta invalida la oposición del Departamento de Justicia, que generalmente está en contra de los intercambios de prisioneros.
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No está claro el número exacto de estadounidenses detenidos en Venezuela, y el Departamento de Estado no suele hacer comentarios sobre casos concretos por razones de privacidad.
Pero entre los que se sabe públicamente que están detenidos están cinco de los seis llamados “Citgo 6”, ejecutivos de la refinería de petróleo Citgo arrestados por cargos de corrupción que ellos niegan; dos exmiembros de las Fuerzas Especiales, Aidan Berry y Luke Denman, detenidos en presunta conexión con un intento privado fallido de forzar a Maduro a abandonar el poder; y Matthew Heath, un ex infante de marina acusado de planear un ataque a una refinería de petróleo venezolana.
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Extraoficialmente, fuentes del Departamento de Estado estiman que el número real de estadounidenses detenidos en Venezuela puede ser de 17.
El Departamento de Estado considera que todos están detenidos injustamente, y los abogados y familiares de los 6 de Citgo han acusado a menudo a Maduro de utilizar al grupo como “peones” para ejercer presión sobre el Gobierno estadounidense.
El mes pasado, CNN se enteró de que al menos otros tres ciudadanos estadounidenses han sido detenidos en Venezuela este año, incluido un defensor público de Los Ángeles.
En Venezuela, las gestiones del Gobierno de Estados Unidos para negociar en nombre de sus detenidos son dirigidas por el enviado Roger Carstens, quien se ha reunido con Maduro en persona durante sus múltiples viajes a Caracas. CNN se ha puesto en contacto con la oficina de Carstens en busca de comentarios.
En marzo, visitó Caracas con el embajador James Story, que dirige la Unidad de Asuntos Venezolanos de Estados Unidos, y el director sénior del Consejo de Seguridad Nacional regional, Juan Gonzalez. Esa visita de alto perfil fue la primera desde que se rompieron las relaciones diplomáticas entre los dos países en 2019.
Poco después, Venezuela liberó a Gustavo Cárdenas, ex ejecutivo de Citgo, y a Jorge Alberto Fernández, con doble nacionalidad cubano-estadounidense.
Desde entonces se han producido otros dos viajes a Venezuela.
“No se puede decir que [la Casa Blanca] no esté presionando: hemos tenido tres viajes de funcionarios de alto rango hasta ahora”, dijo una fuente involucrada en las negociaciones para liberar a los ciudadanos estadounidenses.
“No es como si esto hubiera ocurrido antes”, señaló, destacando el nivel de comunicación directa sin precedentes de Maduro con Washington.
Algunas familias de los ciudadanos estadounidenses detenidos han instado a Biden a que ofrezca el mismo tipo de canje que su administración hizo por Griner —mencionando a funcionarios venezolanos de alto nivel detenidos en Estados Unidos como el empresario colombiano Alex Saab, a quien el Departamento de Justicia calificó de testaferro de Maduro— a cambio de la liberación de sus seres queridos.
Sin embargo, una fuente del Departamento de Estado dijo a CNN que un acuerdo similar no está entre las cartas por el momento.
Lo que quiere Maduro
Lo que quiere Maduro no es un secreto. Ha exigido el levantamiento de las sanciones petroleras, impuestas a Venezuela por su historial antidemocrático desde 2017, en parte a cambio de la liberación de los detenidos estadounidenses.
En junio, el Departamento del Tesoro permitió a dos empresas europeas, ENI y Repsol, reanudar las exportaciones desde Venezuela, en parte en un intento de bajar los precios del petróleo que se han disparado en todo el mundo como consecuencia de la guerra en Ucrania. Aun así, se mantienen las sanciones generales al comercio de petróleo venezolano.
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Y luego está el movimiento opositor prodemocrático de Venezuela, que en su día fue una prioridad para el Gobierno estadounidense.
Las conversaciones entre Caracas y Washington en torno a la liberación de los ciudadanos estadounidenses eclipsan ahora las negociaciones entre el Gobierno de Maduro y los líderes de la oposición, que comenzaron tras las intensas protestas callejeras de 2019.
“Creo que una vez que Juan Gonzalez y James Story llegaron aquí, Maduro se preguntó: ‘¿Qué puedo sacar de ellos directamente?'”, dijo a CNN una fuente de la oposición.
Aunque fuentes de ambas partes dijeron a CNN que las discusiones entre Maduro y la oposición están en curso, en este momento no hay una señal clara de que esté ocurriendo una nueva ronda de conversaciones. Gerardo Blyde, el principal negociador en nombre de la oposición, y Jorge Rodríguez, el representante de Maduro, se reunieron en Caracas en mayo con la promesa de viajar juntos a México para reanudar las conversaciones, pero hasta ahora no ha pasado nada. Tanto el Ministerio de Asuntos Exteriores de Noruega, que medió en las conversaciones con Venezuela, como el Ministerio de Información venezolano declinaron hacer comentarios.
Todo esto llega en un momento excelente para Maduro, que ha disfrutado de un repunte de popularidad a medida que las condiciones económicas mejoran ligeramente. Aunque obstaculizada por las sanciones de Estados Unidos, la subida mundial de los precios del petróleo ha tenido un impacto positivo en las finanzas públicas de Venezuela. Y la inflación, aunque sigue siendo alta, está ahora más en sintonía con los aumentos en el resto del mundo. (Para un país acostumbrado a que los precios se dupliquen en un mes, una tasa de inflación mensual del 6% es casi saludable).
La oposición venezolana, aunque mantiene la puerta abierta a una nueva ronda de negociaciones, ya ha convocado elecciones primarias para elegir un candidato que desafíe a Maduro en noviembre de 2024, cuando se celebren unas nuevas elecciones presidenciales.
“México está ahí, si nos quieren, podemos ir”, dijo una fuente de la oposición, refiriéndose al proceso de negociación. “Pero ya no podemos poner todos los huevos en la misma cesta”.
Jennifer Hansler de CNN colaboró con esta historia.
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