Venezuela está aislada y muchos venezolanos no pueden viajar para las fiestas: así lo viven
Por Anabella González y Fernando Ramos, CNN en Español
Sol dejó Venezuela hace más de 11 años. Regresar a su casa para Navidad este año era un plan que había coordinado minuciosamente. Un objetivo que llevaba meses de organización, pero, sobre todo, de mucha ilusión. Un deseo que ahora deberá postergar, con incertidumbre y sin fecha prevista, debido a la suspensión de numerosos vuelos a Venezuela en medio de las tensiones crecientes con Estados Unidos.
A fines de noviembre, la Administración Federal de Aviación de EE.UU. (FAA) instó a las aerolíneas comerciales a “extremar precauciones” al sobrevolar Venezuela y el sur del Caribe. Días después, una frase del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, desató las consecuencias que hoy enfrentan muchos venezolanos como Sol, que planeaban pasar las fiestas de fin de año en familia: “Consideren el espacio aéreo sobre y alrededor de Venezuela cerrado en su totalidad”.
Desde entonces, varias aerolíneas han cancelado sus vuelos a Venezuela hasta fines de diciembre y han dado a sus pasajeros la posibilidad de cambiar sus pasajes por nuevas rutas o recibir el reembolso de su dinero. Y si bien algunos optaron por otras vías de transporte, para muchos hacer ese trayecto en avión hasta Caracas era la única alternativa.
Sol, que vive en la ciudad de Buenos Aires y prefiere no dar su apellido por temor a represalias, tenía pasajes para viajar el 16 de diciembre junto a su esposo y sus dos hijas menores. El 12, apenas cuatro días antes, llegó la confirmación que temían: la agencia de viajes por la que gestionaron sus boletos les comunicó que Boliviana de Aviación había cancelado sus vuelos.
“Lo más difícil fue para la mayor, porque tenía mucha ilusión y estaba contando los días”, dice sobre la conversación que tuvo con su hija de 7 años, nacida en Argentina, que esperaba reencontrarse con su abuela.
En Caracas, cuenta Sol, esa reunión era muy esperada. Su mamá había armado el árbol de Navidad pensando en recibir a sus nietas, después de años sin armarlo por una pérdida familiar, dice.
Un hombre venezolano que prefirió no dar su nombre por temor a represalias contó a CNN que tenía pasajes para viajar con la aerolínea Gol, haciendo conexión en Sao Paulo. Este ingeniero electrónico vive en Campana, provincia de Buenos Aires, y este era un fin de año especial: era la primera vez que regresaba a su país desde que emigró en 2019.
“Era un plan familiar: los que estamos afuera íbamos a viajar, juntarnos en Caracas con quienes están allá y hacer un reencuentro familiar. En junio compré mi boleto”, cuenta a CNN.
Gol fue una de las primeras aerolíneas internacionales en suspender sus vuelos, y luego el Instituto Nacional de Aeronáutica Civil (INAC) de Venezuela le revocó la concesión de vuelos, junto con otras cinco aerolíneas que se habían sumado a las medidas de la FAA.
No es la primera vez que la actualidad política de Venezuela irrumpe en los planes de Sol, quien trabaja como empleada administrativa en una empresa de la capital argentina. A fines de 2024, también pensó en viajar con su familia, pero decidieron posponerlo debido a la inestabilidad política y a las protestas durante los meses posteriores a la elección presidencial.
Tampoco es la primera oportunidad en la que los vuelos en Venezuela se ven afectados por la coyuntura política. Desde 2014 se ha reducido la conexión aérea con el país, que antes de la tensión con EE.UU. tenía 105 vuelos semanales a 16 destinos, operados por 12 aerolíneas internacionales, según datos suministrados por la Asociación de Líneas Aéreas (ALAV) en Venezuela a EFE.
“Hemos estado en situación límite muchas veces y tenemos la sensación permanente de que algo va a pasar. Es estar siempre al borde del abismo”, dice Sol. Sin importar que lo planee con meses de anticipación, el viaje puede cancelarse de un minuto a otro, afirma.
Así lo vive también Alessia Starita, de 76 años, quien se mudó a Italia hace más de una década. Vive con su esposo en Fornia, una ciudad situada a una hora de Roma. Antes de mudarse, viajaban cada año por trabajo y para visitar a familiares en Italia, y varias circunstancias hicieron que su futuro se arraigara allí.
En julio el matrimonio reservó pasajes para viajar y pasar Año Nuevo en Caracas. Starita cuenta a CNN que iban a viajar con Air Europa el 30 de diciembre en la ruta Roma-Madrid-Caracas, pero la compañía les comunicó la suspensión de la ruta. “Nos rehusamos a deshacer las maletas y esperamos hasta los últimos días, pero la realidad se impuso”.
Air Europa amplió hasta el 31 de diciembre la suspensión de sus vuelos entre Madrid y Caracas, al igual que Iberia y Plus Ultra, las otras dos aerolíneas que también cancelaron esa conexión. Las tres compañías que operan entre España y Venezuela tienen suspendida su licencia por orden del Instituto Nacional de Aeronáutica Civil venezolano.
En Caracas, a Alessia la esperaban sus seis hermanos para empezar 2026 juntos. “Estábamos muy ilusionados; teníamos muchísimas ganas”, dice la mujer, quien cuenta que, debido el tratamiento de una enfermedad, no ha podido viajar a su país en los últimos dos años.
Alrededor de 2,8 millones de venezolanos emigraron a Colombia en la última década, según datos de Migración Colombia. Y con la crisis aérea, la frontera con ese país es una de las pocas puertas de entrada y salida a Venezuela.
En la terminal de El Salitre de Bogotá, decenas de venezolanos esperaban el pasado jueves por la tarde para subirse al autobús que los llevaría de regreso a su patria y reunirse con sus seres queridos.
Oscar Saúl Lozano Flores trabaja en Colombia desde hace un tiempo. Su objetivo era llegar en bus hasta el cruce fronterizo de Arauca para luego continuar hacia Venezuela. Contó a CNN que tenía expectativas de que el trayecto hasta la frontera fuese tranquilo y de poder llegar a ver a su familia en el estado Táchira, a unas cuatro horas de viaje desde la frontera.
Actualmente viviendo en el Caquetá, un departamento en el sur de Colombia, Zulema De La Rosa muestra su abultado equipaje mientras espera iniciar su viaje. Detrás de ella, las luces navideñas se encienden y se apagan, y el bullicio de la terminal repleta se apodera del ambiente.
“La verdad es que no sabemos cómo están las cosas” en Venezuela, dice Zulema. Sus hermanos y sobrinos la esperan en el estado Guárico para festejar fin de año.
Kelsey González tiene Caracas como destino final. Hace siete años que vive en Cali y aunque dijo a CNN que vislumbraba un trayecto complicado en la frontera por el sobrepeso del equipaje y los costos que eso puede generarle, sonríe cuando piensa en llegar. “Estamos con ganas de ir, queremos ir a Venezuela ya”, dice.
Mientras tanto, los venezolanos que se quedaron sin viajar viven, con angustia y tristeza, la ilusión perdida. Muchos de ellos han construido comunidad en sus nuevos países y pasarán las fiestas de fin de año con amigos o familiares que también emigraron y, al igual que ellos, no pudieron regresar.
“Vivimos con la nostalgia de Venezuela, pero no podemos hacer nada, está fuera de nuestra voluntad”, dice Alessia.
Con información de Uriel Blanco, Sol Amaya y Pau Mosquera, de CNN, y la agencia EFE.
The-CNN-Wire
™ & © 2025 Cable News Network, Inc., a Warner Bros. Discovery Company. All rights reserved.
