Fiestas clandestinas, el enemigo de las medidas contra la pandemia en Colombia
(CNN Español) — Las aglomeraciones para hacer compras a fin de año, las reuniones familiares y celebraciones como la final del campeonato de fútbol son señaladas por el ministro de Salud de Colombia, Fernando Ruiz, como las razones de un aumento de contagios y de la mortalidad en el país debido a la pandemia de covid-19.
Las unidades de cuidados intensivos (UCI) de algunas ciudades de Colombia están con una ocupación que supera el 85%, según cifras que el Ministerio de Salud reportó este lunes.
En Bogotá, la capital, la situación es una de las más complejas en el país y las autoridades de salud dicen estar al borde del colapso, con una ocupación de UCI por encima del 91%, de acuerdo con el promedio de la última semana.
Esta situación ha llevado a la alcaldesa, Claudia López, a declarar la alerta roja sanitaria en clínicas y hospitales. También tomó medidas como el toque de queda y ley seca los fines de semana en toda la ciudad hasta finales de enero, así como el confinamiento total en siete localidades en las que habitan unos 4 millones de personas, según la funcionaria.
Ciudades como Medellín, Cali, Cúcuta e Ibagué también están en máxima alerta ante el incremento de casos de covid-19, en lo que los alcaldes y autoridades de esas ciudades consideran como el segundo pico de contagios, y han tomado medidas similares de control del orden público.
El país tiene más de 1,9 millones de contagios confirmados y casi 50.000 muertes desde marzo de 2020, cuando comenzaron las restricciones por la pandemia, según el reporte de este martes del Ministerio de Salud. A pesar de que las cifras muestran un panorama desolador, los ciudadanos parecen no entender que la principal defensa contra el coronavirus, de acuerdo con expertos en salud, está en medidas como el distanciamiento social, lavado de manos y uso de mascarillas.
«En los días pasados, hemos visto también un incremento en la mortalidad como consecuencia del pico. Ese incremento de la mortalidad se da días después del alto nivel de contagio», dijo el ministro de Salud, Fernando Ruíz, en un video publicado en la página oficial del Ministerio el 10 de enero.
El funcionario agregó que esto es resultado de las aglomeraciones para hacer compras durante la época de Navidad y Año Nuevo, las reuniones familiares, las celebraciones de la final del fútbol colombiano y las fiestas de la temporada.
Este último elemento es uno de los que preocupa a las autoridades. Especialmente las llamadas fiestas clandestinas. La Policía Nacional ha intervenido al menos 5.500 fiestas clandestinas en lo que va del año en todo el país, dijo a CNN una fuente de esa institución.
Muchas de estas reuniones se realizan en lugares sin condiciones de bioseguridad, sin ventilación adecuada y los asistentes -en su mayoría jóvenes- sin tapabocas y sin respetar el distanciamiento social. Un escenario perfecto para la propagación del covid-19.
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Casi a diario, la alcaldía de Bogotá reporta operativos policiales en lugares donde se realizan estas fiestas, convocadas -según las autoridades- por redes sociales.
«Increíble que aún haya algunos que no dimensionan el momento que estamos viviendo. Acabamos de cerrar otra fiesta clandestina en Chapinero, multando a todos los asistentes. La Alcaldía de @Bogota no puede reemplazar la responsabilidad de autocuidado de los ciudadanos», dijo el 8 de enero en su cuenta en Twitter el secretario de Gobierno de Bogotá, Luis Ernesto Gómez.
En Colombia, la multa por violar la ley seca en cuarentena está en un promedio de 270 dólares. Y, en algunos casos, los que son sorprendidos en fiestas clandestinas son conducidos a estaciones de Policía por varias horas. Pero ni estas sanciones parecen disuadir a quienes violan la ley y se exponen al contagio del virus.
Fiestas clandestinas como factor de contagios en Colombia
Y no solo los nacionales violan las normas y las prohibiciones en cuarentena. Este domingo, por ejemplo, 65 extranjeros fueron descubiertos por la Policía Nacional en una fiesta clandestina en el sur de Bogotá. Estas personas podrían enfrentar las sanciones establecidas por la ley y, además, se exponen a la deportación o expulsión, según anunció la autoridad migratoria del país.
Juan Francisco Espinosa Palacios, director general de Migración Colombia, dijo que se aumentarán los controles y que los extranjeros que pongan «en riesgo la salud pública y la seguridad nacional, serán expulsados».
«Este no es momento de bajar la guardia. El covid no se ha marchado y no distingue pasaportes. Una persona que se pone en riesgo, está poniendo en riesgo a todo un país, por eso debemos cumplir con las medidas de las autoridades locales. No vamos a permitir que unos cuantos pongan en riesgo a la ciudad y al país», dijo Espinosa Palacios, según un comunicado de Migración Colombia.
Según Espinosa Palacios, desde que en Colombia se declaró la emergencia sanitaria por el virus se han expulsado a 600 extranjeros por violar las normas establecidas. No solo por estar en fiestas clandestinas, sino también por cometer delitos comunes.
Las campañas en los medios masivos de comunicación y en redes sociales, así como el programa de televisión «Prevención y acción», que presenta diariamente el presidente Iván Duque desde que comenzó la emergencia, buscan persuadir a los ciudadanos de que hay que incrementar las medidas de autocuidado.
Mientras tanto, a los hospitales y centros de salud continúan llegando a diario más personas contagiadas con el virus y los médicos se ven en aprietos para atender las atiborradas unidades de cuidados intensivos.
La situación luce aún más compleja porque las vacunas contra el covid-19 solo podrían llegar al país a mediados de febrero, según ha anunciado el gobierno. Según el Ministerio de Salud, ya hay garantizadas unas 40 millones de dosis, que serán aplicadas en varias fases. Los primeros en orden de prioridad serán los mayores de 80 años y el personal de salud.
Pero aún no hay una fecha oficial de cuándo comenzará todo el proceso de vacunación. Y, para entonces, ya podría ser muy tarde para muchos que ahora luchan por su vida en unidades de cuidados intensivos.