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A medida que Occidente pone fin a su “guerra contra el terrorismo”, los yihadistas llenan el vacío, advierte la ONU

Melissa Velásquez Loaiza

(CNN) — A medida que se acerca el vigésimo aniversario del 11 de septiembre, las Naciones Unidas advierten que la amenaza de grupos terroristas como ISIS y Al Qaeda no solo es resistente, sino que en muchos lugares se está expandiendo.

Un informe publicado este jueves por el Consejo de Seguridad del equipo de monitoreo de la ONU encargado de rastrear las amenazas yihadistas en todo el mundo, advierte que estos grupos representan una amenaza creciente en gran parte de África. Y ambos están atrincherados en Afganistán, desde donde Al Qaeda planeó los ataques del 11 de septiembre.

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Menos presión, más terror

El informe de la ONU sugiere un patrón constante. Dondequiera que la presión sobre los grupos terroristas yihadistas esté ausente o sea insignificante, prosperan. En Afganistán, donde Estados Unidos dice que completará su salida militar para el 31 de agosto, la ONU advierte de un potencial “mayor deterioro” de la situación de seguridad. En Somalia, dice el informe, la retirada militar de Estados Unidos y la salida parcial de la Misión de la Unión Africana dejó a las fuerzas especiales somalíes “luchando por contener” al afiliado de Al Qaeda, Al-Shabaab.

En Mali, donde Francia terminará su misión antiterrorista, el informe dice que los terroristas afiliados a Al Qaeda han consolidado su influencia y están “reclamando cada vez más áreas pobladas”. En Mozambique, dice el informe, “la ausencia de medidas antiterroristas significativas” ha transformado al afiliado de ISIS en África central en una “gran amenaza”.

Los ataques terroristas yihadistas han disminuido en Europa y Norteamérica, pero los expertos de la ONU esperan que esto sea temporal porque la violencia terrorista ha sido “reprimida artificialmente por limitaciones para viajar, reunirse, recaudar fondos e identificar objetivos viables” durante la pandemia de covid-19. Al mismo tiempo, creen que el riesgo de radicalización en línea aumentó durante las restricciones.

“Una de las cosas que destacamos en el informe que acaba de publicarse es la posibilidad de que la relajación del confinamiento pueda significar que luego puedan tener lugar algunos ataques planificados previamente”, dijo Edmund Fitton-Brown, coordinador del equipo de monitoreo de la ONU a CNN.

El informe constituye una lectura aleccionadora en un momento en que Estados Unidos y sus aliados, agotados por la pandemia y deseosos de centrarse en la recuperación económica y hacer frente a China y Rusia, prácticamente han pedido el fin de los 20 años de ‘la guerra contra el terror’. Como dijo recientemente un destacado analista: “Podríamos haber terminado con los yihadistas, pero ellos no terminaron con nosotros”.

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África, el nuevo epicentro de la yihad global

El informe advierte que África es ahora “la región más afectada por el terrorismo”, con grupos alineados con Al Qaeda e ISIS que infligen más bajas allí que en cualquier otro lugar. En muchas áreas, estos grupos están ganando apoyo, amenazando más territorio, obteniendo mejores armas y recaudando más dinero.

Los supervisores de la ONU señalan a Somalia, que está asolada por la agitación y recibe menos apoyo militar internacional que antes. Advierten que Al-Shabaab puede llenar el vacío a medida que disminuya el “apoyo estratégico” a las fuerzas del gobierno somalí. La amenaza que el grupo plantea más allá se subraya en una reciente acusación de Estados Unidos contra un presunto operativo keniano que “dirigido por altos líderes de Al-Shabaab, obtuvo entrenamiento de piloto en Filipinas como preparación para intentar secuestrar un avión comercial y estrellarlo contra un edificio en Estados Unidos”.

Al-Shabaab es uno de los varios afiliados terroristas que aumenta el uso de drones para reconocimiento y tiene la capacidad de amenazar aviones de vuelo bajo en una región que depende de vuelos humanitarios para sostener a poblaciones vulnerables, dice el informe de la ONU.

Gran parte de África occidental y el Sahel se ha visto envuelta en los últimos años en la violencia yihadista. El mes pasado, el presidente de Nigeria, Muhammadu Buhari, reconoció que el país todavía lidia con una insurgencia grave a pesar de los reveses sufridos por Boko Haram, cuyo líder Abubakar Shekau, según informes, murió durante un ataque del afiliado regional de ISIS (ISWAP) en mayo.

Los observadores de la ONU indican que mientras Boko Haram está “significativamente debilitado”, ISWAP puede fortalecerse en la región del lago Chad y tratar de extender sus operaciones hacia la principal ciudad nigeriana de Maiduguri.

Un alto costo humano

El costo humano de estas insurgencias es impresionante. En junio, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo estimó que el conflicto de Nigeria con las insurgencias islamistas hasta finales de 2020 había provocado casi 350.000 muertes, de las cuales 314.000 se debieron a causas indirectas como el desplazamiento y la pobreza.

Los monitores de la ONU informan que este año los terroristas afiliados al ISIS ya han matado a cientos de civiles en una serie de ataques en Burkina Faso, Mali y Níger. Y los grupos afiliados a Al Qaeda en el Sahel están haciendo un esfuerzo concertado hacia la costa atlántica, con Senegal, Costa de Marfil, Benin, Ghana y Togo entre los países que corren un riesgo significativo.

Al otro lado de África, parte del norte de Mozambique está fuera del control del gobierno. En marzo, la filial local de ISIS ocupó brevemente la ciudad de Palma, un centro crítico en el impulso del país para desarrollar su potencial de gas natural. El grupo recaudó entre US$ un millón y US$ 2 millones del saqueo de bancos locales, dice el informe de la ONU, y está bien posicionado para futuras redadas en el área.

Una amenaza persistente en Siria, Iraq y Afganistán

La amenaza de ISIS sigue lejos de extinguirse en Iraq y Siria, con el grupo financiado con reservas estimadas de US$ 25 millones a US$ 50 millones. ISIS se ha “reafirmado algo en Iraq” este año frente a la “presión constante contra el terrorismo”, dice el informe. Esta misma semana, ISIS se atribuyó un atentado en Bagdad que mató al menos a 30 personas. Los observadores de la ONU dicen que, según los estados miembros, ISIS todavía tiene la “intención y la capacidad de sostener una insurgencia a largo plazo en el desierto sirio” que limita con Iraq.

En otras partes de Siria, el informe afirma que “los grupos alineados con [al Qaeda] continúan dominando el área de Idlib”, donde los combatientes terroristas suman más de 10.000. Dice que a los estados miembros les preocupa que los combatientes yihadistas puedan trasladarse de esa región a Afganistán en caso de que el entorno se vuelva más hospitalario.

Con los rápidos avances de los talibanes en Afganistán, existe una preocupación generalizada de que el grupo tome el control del país y permita que se convierta una vez más en una plataforma para el terror internacional. Según el informe de la ONU, Al Qaeda está presente en al menos 15 provincias afganas y opera “bajo la protección de los talibanes en las provincias de Kandahar, Helmand y Nimruz”.

En una entrevista de CNN esta semana, el portavoz de los talibanes Suhail Shaheen dijo que el grupo se había comprometido a “no permitir que ningún individuo, grupo o entidad use … Afganistán contra Estados Unidos, sus aliados y otros países” y dijo que los terroristas no tendrá “lugar” en un Afganistán bajo el gobierno de los talibanes.

Pero Fitton-Brown dice que los talibanes “no han roto su relación con Al Qaeda. No han tomado ninguna medida contra Al Qaeda que no puedan revertir fácilmente y rápidamente”.

La ofensiva de los talibanes en Afganistán “no le da a la comunidad internacional mucha confianza en que están avanzando hacia un compromiso real con un arreglo negociado estable y, en última instancia, pacífico en Afganistán”, dice.

También existe la preocupación de que ISIS tenga una base sólida en Afganistán, y un estado miembro informó que actualmente tiene entre 500 y 1.500 combatientes. A pesar de estar debilitado en partes del este de Afganistán, los expertos de la ONU advierten que la filial regional de ISIS “se ha trasladado a otras provincias” y “ha fortalecido sus posiciones en Kabul y sus alrededores, donde lleva a cabo la mayoría de sus ataques”.

Liderazgo ausente

En cuanto al liderazgo de estos grupos terroristas, es un momento de transición e incertidumbre. El informe de la ONU señala que Amir Muhammad al-Mawla, quien asumió como líder de ISIS hace más de 18 meses, “sigue siendo reacio a comunicarse directamente con sus partidarios”. Dice que “el mando y control de ISIS sobre sus provincias se ha relajado”, refiriéndose a sus afiliados internacionales.

Con el líder de Al Qaeda, Ayman al Zawahiri, “evaluado por los Estados miembros como vivo pero enfermo”, el informe de la ONU señala que no está claro dónde se basaría el probable próximo líder del grupo. Los Estados miembros informan que el “probable sucesor” de al Zawahiri es el veterano terrorista egipcio Saif al Adel, que “se encuentra actualmente en la República Islámica de Irán”.

Los observadores de la ONU dicen que si consiguiera el puesto más alto, no está claro si Adel iría a Afganistán. Añaden que “algunos Estados miembros señalan su historial de vivir y operar en África y estiman que podría optar por establecerse allí”.

Preocupación por la próxima generación

Dos décadas después del 11 de septiembre, la capacidad de Al Qaeda e ISIS para amenazar a Occidente es actualmente menor de lo que ha sido. Pero el informe de la ONU muestra que el peligro que representan los grupos yihadistas internacionales ha hecho metástasis y que están atrincherados en áreas sub-gobernadas al igual que las potencias occidentales están preocupadas por otros temas.

“Es importante no apartar la vista del contraterrorismo y, en particular, no dejar de mejorar la cooperación internacional contra el terrorismo”, dice Fitton-Brown.

Hace más de una generación, el movimiento yihadista internacional fue energizado por la salida de las fuerzas soviéticas de Afganistán. Ahora celebra el final de la presencia militar de Estados Unidos, y probablemente anticipa una nueva afluencia de reclutas para impulsar la próxima generación de jihad, en Afganistán y mucho más allá.

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