Personas de estos tres países impulsan el incremento de migrantes en la frontera sur de EE.UU.
Sofía Benavides
(CNN) — Una niña de 4 años seca las lágrimas de su madre en un centro de reposo para migrantes en El Paso, Texas. Un acto de amor que esta mamá dice que su hija ha hecho más veces de las que puede recordar desde que salieron de su Nicaragua natal.
“Ella me decía, ‘Mamá, no llores’”, cuenta Yensel Castro.
Castro se seca más lágrimas mientras relata el peligroso viaje por México que hizo junto a su hija Camila.
“Fui testigo de una violación. Me duele el alma”, dice Castro, llorando. La pequeña Camila mira a su madre con preocupación mientras ella comparte la terrible historia.
Castro cree que probablemente se salvó ser violada durante el viaje porque tenía a Camila con ella. Asegura que esos son los riesgos que corren las mujeres para huir de la “dictadura y mucha pobreza” en su país de origen, donde la gente no tiene “libertad de expresión”.
Solo durante agosto, los agentes migratorios recibieron a más de 203.000 personas en la frontera sur del país. Los migrantes de tres países (Venezuela, Nicaragua y Cuba) constituyeron alrededor de 56.000 de esas llegadas, el 28% del total, según datos federales.
Después de la llegada a la frontera, un inmigrante puede ser detenido, expulsado inmediatamente de EE.UU. o liberado en espera de los procesos migratorios.
Entre los recién llegados se encontraban los aproximadamente 50 aspirantes a asilo, en su mayoría venezolanos, enviados en avión desde Texas a Martha’s Vineyard, Massachusetts. Se trata de una medida tomada el mes pasado por el gobernador de Florida, Ron DeSantis, como parte de un intento de los gobernadores republicanos por transportar migrantes a áreas liberales en protesta de lo que describen como el fracaso del gobierno federal para asegurar la frontera sur.
Los abogados de esos inmigrantes presentaron una demanda colectiva, argumentando que esas personas fueron engañadas al aceptar los vuelos ya que les habían dicho que de esa forma conseguirían vivienda, trabajo y ayuda con el proceso migratorio.
Estos inmigrantes enviados a Washington decidieron quedarse 3:55
En respuesta a la demanda, la oficina de DeSantis repitió lo dicho anteriormente: el transporte de migrantes de Texas a Martha’s Vineyard “se realizó de forma voluntaria”.
El comisionado de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés), Chris Magnus, explicó que la última ola migratoria está impulsada principalmente por personas que huyen de los “regímenes comunistas fallidos” en Venezuela, Nicaragua y Cuba, lo que complica el procesamiento y la expulsión de esas personas una vez que llegan a EE.UU., ya que generalmente no se ajustan al Título 42.
El Título 42 es la orden de salud pública pandémica que desde 2020 ha permitido a las autoridades migratorias expulsar rápidamente a algunas personas con destino a sus países de origen.
Los crecientes niveles de represión, la escasez de alimentos y la inestabilidad económica motivan a los venezolanos y nicaragüenses a huir de sus países de origen, dijo Doris Meissner, quien dirige el trabajo de política de inmigración de EE.UU. en el no partidario Instituto de Política Migratoria, en Washington. “Estas poblaciones… requieren diferentes tipos de respuesta”, dijo Meissner a CNN recientemente. “No hemos establecido un sistema de asilo que esté de alguna manera a la altura del desafío que trajo este cambio”.
Un centro de reposo para migrantes en Del Rio, Texas. En lo que va del año, más de 32.000 migrantes han pasado por el centro, un aumento de casi el 40% con respecto al total del año pasado, según Tiffany Burrow, directora de operaciones del centro.
“No creo que esto sea sostenible a largo plazo”
En Del Rio, Texas, una pequeña ciudad fronteriza de unos 35.000 habitantes, las camionetas y los autobuses de la patrulla fronteriza dejan a los migrantes cuya solicitudes han sido procesadas en la Coalición Humanitaria Fronteriza de Val Verde, el único centro de relevo para migrantes en la ciudad. En lo que va del año, más de 32.000 migrantes han pasado por el centro, un aumento de casi el 40% con respecto al total del año pasado, según Tiffany Burrow, directora de operaciones del centro.
“Ha crecido de manera tan constante que hemos podido adaptarnos. Pero no creo que esto sea sostenible a largo plazo”, dijo Burrow a CNN.
El Paso, que se encuentra a unos 650 kilómetros al noroeste de Del Río, abrió su propio centro de descanso para migrantes el mes pasado después de que los refugios llegaran a su capacidad máxima y la gente comenzara a armar tiendas de campaña en la calle.
Ahí fue donde CNN conoció a Yensel Castro y su hija, en el área de juegos infantiles del centro.
La voz de Castro se quebró y lloró tan pronto como comenzó a hablar sobre su madre que la espera en Chicago.
“La extraño mucho”, dijo entre sollozos y explicó que no tenía dinero para llegar allí. Contó que su madre se fue de Nicaragua a Chicago cinco meses atrás y que había estado trabajando para alquilar una casa para las tres.
A poca distancia en automóvil de ese centro de descanso, el Sector de la Patrulla Fronteriza de El Paso construyó hace poco un centro de procesamiento al aire libre debajo de un paso elevado de la autopista para acelerar el procesamiento de las solicitudes de los migrantes más rápido.
El mes pasado, CNN obtuvo acceso al centro, que posee sectores de admisión, de atención médica y un área de espera. Los autobuses equipados con tecnología para hacer el procesamiento estaban estacionados en el lugar. Los migrantes no se quedan allí mucho tiempo, como máximo unas pocas horas. Son procesados rápidamente y divididos en dos grupos: aquellos que serán expulsados a México bajo el Título 42 y aquellos a quienes se les permitirá quedarse, en espera de sus trámites migratorios.
El sector de la Patrulla Fronteriza de EE.UU. de El Paso construyó este centro de procesamiento de clasificación al aire libre después de que los agentes de inmigración se dieran cuenta de que el aumento en la migración no era una anomalía.
“Es como un centro de comando móvil”, dijo Magnus a CNN durante una entrevista en el lugar. Magnus explicó que las personas tienen la oportunidad de solicitar asilo son examinadas y se verifican sus antecedentes penales.
Lejos de la frontera, otras ciudades de Texas también están actuando ante la crisis. San Antonio abrió recientemente un centro de descanso y está previsto que abra otro en Houston. Chicago, Nueva York y Washington se han visto obligados a prepararse después de que varios gobernadores republicanos transportaran inmigrantes en autobuses a sus ciudades sin previo aviso.
El atrasado sistema inmigratorio de Estados Unidos
Los migrantes y solicitantes de asilo recién llegados se enfrentan con un sistema de inmigración altamente complicado y atrasado. Solo este año fiscal, los tribunales de inmigración de EE.UU. registraron más de 819.000 nuevos casos de inmigración.
A fines de agosto, había casi 2 millones de casos de inmigración pendientes de resolución en los tribunales de inmigración. Ese total incluye 743.250 solicitudes de asilo que aún están pendientes, según un análisis de datos gubernamentales realizado por Transactional Records Access Clearinghouse (TRAC) en la Universidad de Syracuse. Hay cientos de miles de casos de asilo más en los Servicios de Ciudadanía e Inmigración de EE.UU., dijo el defensor del pueblo de los Servicio de Ciudadanía e Inmigración de EE.UU. (USCIS) a National Law Review en julio.
“El gobierno puede tardar muchos años en llamarlos [a los solicitantes de asilo] para una entrevista o llevarlos a juicio”, dice Conchita Cruz, codirectora ejecutiva de Asylum Seeker Advocacy Project (ASAP), una organización sin fines de lucro con más de 400.000 miembros solicitantes de asilo de 175 países.
A fines de mayo, el gobierno Biden trabajó para acelerar algunos tipos de solicitudes de asilo. La regla autorizó a los oficiales de asilo, y no solo a los jueces de los tribunales de inmigración, a considerar las solicitudes de asilo de aquellos que afirman tener miedo a la persecución y pasan la evaluación de miedo creíble.
Se espera que la medida, que está siendo implementada por etapas, acorte el proceso de algunas solicitudes de asilo, para que pasen de tardar varios años a algunos meses, según el DHS.
Pero mientras se implementa este programa, la frustración por los retrasos en las solicitudes de asilo se ve agravada por lo que sucede en la siguiente etapa. Las personas que pasan por el proceso de asilo tienen que solicitar por separado el derecho a trabajar legalmente.
Cruz dice que los solicitantes de asilo son elegibles para solicitar un permiso de trabajo 150 días después de solicitar asilo y, según la ley, el gobierno federal tiene 30 días para procesar las solicitudes.
Yensel Castro huyó de Nicaragua con su hija Camila, de 4 años. Castro dice que ahora está “en una situación muy complicada”.
A finales de marzo, estaban pendientes unos 443.000 casos de permisos de trabajo, según un portavoz de el USCIS.
Ese mes, el USCIS estableció nuevas metas para reducir el número de casos pendientes de la agencia, dijo el vocero.
ASAP y varios otros grupos sin fines de lucro se encuentran en una batalla legal contra el gobierno federal por los retrasos en los permisos de trabajo para los solicitantes de asilo. Cruz y su equipo legal le están pidiendo a un juez que ordene al USCIS procesar las solicitudes de permisos de trabajo de sus miembros en 30 días, como lo exige la ley.
“El gobierno debe cumplir y procesar los permisos de trabajo de los solicitantes de asilo lo más rápido posible, ya sea que un juez federal o una orden judicial los obliguen a hacerlo o no”, afirmó Cruz.
En un comunicado a CNN, el USCIS dijo que aunque no comenta sobre temas directamente relacionados con litigios pendientes, reconoció los “volúmenes históricos de solicitudes de autorización de empleo” y destacó sus esfuerzos para resolver las demoras.
El “USCIS estableció nuevos objetivos de reducción de retrasos en toda la agencia, amplió el procesamiento premium a tipos de formularios adicionales e implementó medidas para mejorar el acceso oportuno a los documentos de autorización de empleo. La agencia sigue comprometida con mantener la promesa de Estados Unidos como una nación de bienvenida y de justicia, integridad y respeto por todos a los que servimos”, dijo un portavoz a CNN por correo electrónico.
Los rostros de los nuevos solicitantes de asilo de Estados Unidos
CNN se reunió con decenas de inmigrantes y aspirantes a asilo en centros de descanso y refugios a lo largo de la frontera sur de EE.UU. en los últimos meses. Es en estos centros donde los migrantes tienen la oportunidad de cargar sus teléfonos celulares, comunicarse con su familia para informarles que han sido recibidos por las autoridades de inmigración, y es desde dónde toman autobuses y aviones hacia el interior del país.
Ismael Martínez dice que alquila una habitación en Nueva York por US$1.000 al mes.
Ismael Martinez dice que era un artista profesional de Venezuela. Fue recibido por las autoridades de inmigración en Texas en abril. Desde entonces se mudó a Nueva York, donde vende joyas hechas a mano en la calle. Alquila una habitación por US$ 1.000 por mes. Inició sus trámites migratorios y está a la espera de presentar su solicitud de asilo.
Franklin Delgado trajo a sus cuatro hijos desde Venezuela. Planea inscribirlos en la escuela.
Franklin Delgado y sus cuatro hijos, que van de 1 a 12 años, fueron recibidos por las autoridades de inmigración en El Paso el mes pasado. Él dice que su esposa no pudo hacer el peligroso viaje desde Venezuela a pie porque está parcialmente paralizada. La familia durmió en el aeropuerto mientras esperaban para volar a Atlanta. Delgado planea iniciar sus trámites migratorios e inscribir a los niños en la escuela.
Jessy Amaya dice que fue paramédico en Venezuela antes de emigrar a Estados Unidos en abril. Vivió en un refugio para personas sin hogar en San Antonio por un tiempo hasta que comenzó a trabajar en la construcción. Desde entonces, compró un vehículo para desplazarse y alquiló una casa de dos habitaciones por US$ 800 al mes. Ha iniciado sus trámites migratorios y está a la espera de presentar su solicitud de asilo.
Jessy Amaya vivió un tiempo en un refugio para personas sin hogar en San Antonio hasta que comenzó a trabajar en la construcción.
“Estoy empezando de cero y es muy duro”
Para Yensel Castro, la migrante que dijo haber presenciado una violación en su viaje a Estados Unidos con su hija, el reencuentro con su madre en Chicago fue una montaña rusa de emociones. Pudo tomar un autobús, provisto por la Ciudad de El Paso, el día que habló con CNN. Pero el reencuentro no fue lo que ella esperaba. Castro se sorprendió al saber que su madre estaba muy enferma de artritis y ya no podía trabajar.
“Estoy en una situación muy complicada”, afirma Castro.
Ella fue recibida por las autoridades de inmigración y liberada en el país el mes pasado. Pero todavía tiene que pasar por sus trámites de inmigración, presentar una solicitud de asilo y obtener un permiso de trabajo. En medio de ese proceso, es responsable de cuidar tanto a su madre enferma como a su hija Camila.
“Pensé que sería fácil, que al llegar estaría trabajando al día siguiente”, dijo Castro. “Estoy empezando de cero y es muy duro”.
Castro dice que está tan desesperada por recibir ayuda que cuando una mujer que conoció en el supermercado le ofreció una bolsa de ropa usada para Camila. Caminó durante dos horas, una hora en cada sentido, para conseguir los artículos.
Una vez en casa, Castro le mostró a su hija cada prenda, una por una. Ella tomó un video del momento y lo compartió con CNN.
El rostro de Camila se iluminó de emoción cuando su mamá sacó una camiseta de manga larga con un árbol de Navidad rodeado de regalos y un perrito.
“¿Te gusta?” preguntó Castro.
“Sí”, dijo Camila. “Me queda bien.”
En el video, Camila sostiene la camisa mientras expresa una alegría que parecía inimaginable unos días antes en el centro para migrantes, donde comenzó su camino en Estados Unidos.
Rosalina Nieves y Julia Jones de CNN contribuyeron a este informe.
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