‘Confundidos y asustados’: así fue el operativo nocturno para repatriar a niños guatemaltecos bajo custodia de EE.UU.
Por Priscilla Alvarez, CNN
Todo comenzó con un par de avisos del Gobierno de Trump y luego una avalancha de mensajes y llamadas entre abogados y defensores de menores: los niños guatemaltecos bajo custodia del Gobierno de EE.UU. estaban siendo trasladados en medio de la noche para ser enviados de regreso a su país de origen.
El sábado por la noche y hasta la madrugada del domingo, el personal de los albergues despertó a los niños —algunos de ellos llorando o vomitando de miedo, según documentos legales— para prepararlos para volar de regreso a su país. Se ordenó a los responsables de los albergues que recogieran las pertenencias personales y los medicamentos necesarios, así como dos almuerzos para llevar. Mientras tanto, se informó a los abogados que sus clientes serían expulsados del país.
El Proyecto de Representación de Asilo Pro Bono del Sur de Texas (ProBAR), que brinda servicios legales en casi dos decenas de albergues para niños migrantes, desplegó de inmediato a su personal en las instalaciones.
“En todos los albergues visitados en medio de la noche, el personal de ProBAR presenció a niños que habían sido sacados de sus camas. Estaban confundidos y asustados”, dijo Lauren Fisher Flores, directora legal de ProBAR, en una declaración presentada este miércoles como parte de una demanda en curso contra el intento del Gobierno de repatriar a niños guatemaltecos.
Setenta y seis niños fueron preparados para la repatriación, subidos a aviones para su salida y luego devueltos abruptamente a la custodia de EE.UU. después de que una jueza federal bloqueara temporalmente sus expulsiones.
El último niño fue devuelto a un albergue alrededor de la 1:30 a.m. del lunes, más de 24 horas después de que comenzara todo el episodio.
El Gobierno de Trump se ha enfocado en los menores migrantes no acompañados bajo custodia del Gobierno de EE.UU., así como en aquellos que residen en el país con familiares o tutores legales, argumentando que el Gobierno anterior manejó mal su cuidado. Exfuncionarios de Biden y expertos disputan ese señalamiento, pero ha servido como base para una serie de cambios de políticas que han transformado la forma en que el Gobierno de EE.UU. maneja la situación de los niños migrantes.
La medida más reciente para sacar a niños guatemaltecos de la custodia estadounidense y enviarlos de regreso a su país de origen generó alarma entre los abogados que los representan y los defensores de la niñez que trabajan con ellos. Muchos de los niños bajo custodia, afirman, están en procesos migratorios para determinar si tienen protección en EE.UU. tras huir de condiciones peligrosas en Guatemala.
El Gobierno dijo, en un aviso a proveedores de servicios legales el sábado por la noche, que la medida surgió a raíz de una solicitud de Guatemala, afirmando que el país “solicitó el retorno de ciertos menores extranjeros no acompañados bajo custodia federal con el fin de reunirlos con familiares adecuados”.
Un alto funcionario guatemalteco dijo a CNN que, en intercambios diplomáticos entre ambos gobiernos durante el verano, Guatemala expresó que estaría dispuesta a recibir menores no acompañados siempre que recibieran el debido proceso. El tema, según funcionarios guatemaltecos, surgió en junio durante una visita de la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem. En ese momento, el Gobierno guatemalteco expresó su deseo de que EE.UU. devolviera a los niños que estaban por cumplir la mayoría de edad bajo la custodia del Departamento de Salud y Servicios Humanos, para evitar que esos adolescentes fueran transferidos a la custodia de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés).
Una nota diplomática de Guatemala reiteró la necesidad de “garantizar el debido proceso de estos menores” y enumeró protocolos para asegurar el retorno seguro de los niños, dijo el funcionario. En Guatemala, mientras tanto, el Gobierno inició el proceso de localización de las familias de esos menores.
Se cree que los niños, de diferentes edades, no tienen padres en EE.UU., aunque podrían tener algún familiar.
“Estamos preparados para recibirlos”, dijo esta semana el presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo. “Nuestro programa nos permite recibir aproximadamente 150 niños por semana en condiciones ideales, facilitando su reubicación segura. El número exacto depende de nuestra capacidad para identificar a los familiares y garantizar un retorno seguro”.
Los menores migrantes no acompañados pasan por procesos migratorios para determinar si tienen algún tipo de protección disponible en EE.UU., dadas las condiciones en su país de origen. Algunos niños optan por salir voluntariamente, pero quienes lo solicitan deben tener la aprobación de un juez de inmigración. No está claro qué proceso migratorio utilizó el Gobierno en su intento de expulsar a los niños.
Por ahora, la medida está temporalmente bloqueada en medio de una disputa legal en curso. La madrugada del domingo, abogados argumentaron en una demanda contra el Gobierno que los funcionarios estaban violando la ley de EE.UU., que otorga protecciones especiales a los menores no acompañados y garantiza que no sean expulsados sin el debido proceso ni la oportunidad de solicitar la intervención de un tribunal antes de ser deportados.
Un juez federal bloqueó temporalmente la iniciativa durante el fin de semana. Y este miércoles, los abogados presentaron una nueva solicitud para que el tribunal bloquee indefinidamente la transferencia, repatriación o expulsión de menores guatemaltecos no acompañados bajo custodia de EE.UU., pidiendo que la Oficina de Reasentamiento de Refugiados, encargada del cuidado de los niños, siga los protocolos estándar para su liberación y reunificación.
Altos funcionarios del Gobierno de Trump han rechazado las críticas sobre la repatriación de menores guatemaltecos.
“El juez de Biden está secuestrando efectivamente a estos niños migrantes y negándose a permitir que regresen a casa con sus padres en su país de origen”, dijo el domingo en X Stephen Miller, subjefe de políticas de la Casa Blanca. La portavoz del Departamento de Seguridad Nacional, Tricia McLaughlin, calificó como “repugnante e inmoral” que los niños estén en albergues en EE.UU. en lugar de reunirse con sus familias.
En las audiencias del domingo, el Departamento de Justicia argumentó que el Gobierno de Guatemala solicitó a los niños y que sus padres o tutores legales pidieron su repatriación.
El caso fue asignado a otro juez, designado por Trump. La jueza Sparkle L. Sooknanan, designada por Biden y quien detuvo las expulsiones el fin de semana, era la jueza de emergencia de guardia ese día y ahora el caso sigue su curso regular.
Una serie de declaraciones de niños y abogados, como parte de la última presentación judicial, revelan parte del caos que se vivió durante la noche del fin de semana.
Flores describió a una niña que estaba “extremadamente angustiada, llorando y repitiendo que no podía regresar a Guatemala”. En otro albergue, otra niña vomitó. Y en otra instalación, una adolescente expresó temor de ser asesinada si regresaba a Guatemala. Ninguno de los padres en Guatemala solicitó el retorno de sus hijos, de acuerdo con Flores.
Un grupo aparte que trabaja con niños, el Young Center for Immigrant Children’s Rights, señaló que de los más de 100 niños guatemaltecos que no tienen padres en Estados Unidos, solo dos de los menores con los que trabajan han solicitado y recibido permiso de un juez de inmigración para regresar mediante salida voluntaria.
Una madre guatemalteca, cuyo hijo vive con una familia de acogida en California, dijo que quería que su hija permaneciera en Estados Unidos, citando abuso por parte del padre y malas condiciones en su país, según una declaración presentada ante el tribunal.
En otra declaración, un padre que reside en Guatemala recordó haber sido notificado el mes pasado de que el Gobierno de EE.UU. iba a devolver a su familiar, y agregó que ni él ni su esposa habían solicitado el regreso de su hija.
“Tengo miedo de que mi hija sea deportada a Guatemala. Mi esposa y yo queremos que nuestra hija permanezca en Nueva York, donde tiene seguridad y estabilidad… Ella debería quedarse en Estados Unidos para que pueda presentar su caso”, dijo el padre, identificado como Rudy Aníbal Tiul Cucul, de acuerdo con la declaración.
Más de una decena de declaraciones de adolescentes describieron el temor de regresar a Guatemala por diversas razones, incluyendo abuso y negligencia en el hogar, así como el deseo de continuar sus procesos migratorios en Estados Unidos. Dos relataron haber sido despertados en medio de la noche para ser trasladados.
“El sábado por la noche, nos fuimos a dormir como de costumbre. Pero luego alguien me despertó y me dijo que bajara al piso principal con otros niños guatemaltecos. Nos sentaron y el director me dijo que recibieron una carta diciendo que todos los guatemaltecos debían ser devueltos a nuestro país de origen”, dijo un joven de 16 años, según una declaración. “Mientras empacaba mis pertenencias personales, pensaba en todo lo que podría pasarme con tanta delincuencia en Guatemala. Me preocupaba que me mataran”.
Hay poco menos de 2.000 niños bajo custodia del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS, por sus siglas en inglés), de acuerdo con datos federales. La mayoría de los menores migrantes no acompañados que llegan a la frontera sur de EE.UU. son de Guatemala, Honduras o El Salvador.
La Ley de Reautorización de Protección a las Víctimas de la Trata, vigente desde hace más de dos décadas, brinda protecciones a los menores migrantes no acompañados que llegan y residen en EE.UU., incluyendo evaluaciones para determinar si son víctimas de trata o si tienen un temor creíble de persecución en su país de origen. Abogados y defensores de la niñez que trabajan con estos menores han señalado que devolver a los niños a su país para reunirse con su familia no siempre es lo mejor para ellos.
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