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Los estadounidenses no quieren la represión con fuerzas federales de Trump. Pero él sigue con su plan

Por Aaron Blake, CNN

El presidente Donald Trump sigue adelante con los esfuerzos autoritarios de su Gobierno en todo Estados Unidos, de maneras bastante ominosas y drásticas.

Solo en los últimos días, su Gobierno intentó eludir el fallo de una jueza designado por Trump en contra del uso de la Guardia Nacional en Portland, Oregon. Atacó a los demócratas en discursos dirigidos a líderes militares y efectivos, incluso enfrentando a generales y almirantes contra el bando demócrata. Siguió adelante con un despliegue de la Guardia en Chicago que tanto la alcaldesa como el gobernador de Illinois rechazaron —e incluso dijo este miércoles que ambos deberían estar “en la cárcel”. Ahora también considera invocar la Ley de Insurrección, que no se ha utilizado en décadas y le daría más libertad para desplegar fuerzas militares en el país.

Todo esto a pesar de no haber evidencia de una insurrección real, ni de niveles extraordinarios de crimen o violencia en las ciudades involucradas. La jueza designada por Trump dijo el fin de semana que los registros demostraban que las protestas en Portland “no fueron significativamente violentas”.

Parece que estamos llegando a un punto de inflexión, en el que Trump avanza pese a los tribunales, de los hechos sobre el terreno, y de las normas de larga data que protegen contra la politización las Fuerzas Armadas.

También vale la pena destacar algo más: el presidente avanza ignorando a la opinión pública.

Aunque muchos apostaron al principio que los estadounidenses simplemente querían erradicar el crimen y no les importaban los detalles, en realidad el público tiene una visión bastante negativa de la estrategia de Trump.

Y, en todo caso, su escepticismo parece ir en aumento.

Unas pocas encuestas recientes lo dejan claro.

Lo primero que hay que destacar es que los estadounidenses parecen oponerse al uso de la Guardia Nacional por parte de Trump, y esa negativa ha ido en aumento.

Una encuesta de CBS News-YouGov divulgada este fin de semana mostró que el 58 % se oponía a la decisión de Trump de desplegar la Guardia Nacional en ciudades estadounidenses, frente a un 42 % a favor. Un sondeo reciente de la Universidad Quinnipiac reveló que el 55 % desaprobaba el uso de la Guardia Nacional y de fuerzas federales para reducir el crimen, frente a un 42 % que lo aprobaba. Y encuestas de NPR-Ipsos en las últimas semanas mostraron que menos de 4 de cada 10 estadounidenses apoyaban las decisiones de Trump de desplegar la Guardia en Washington y Memphis, Tennessee.

Estas cifras son significativas porque las primeras encuestas sugerían que los estadounidenses estaban más divididos respecto al despliegue inicial de las fuerzas militares por parte de Trump en Los Ángeles durante el verano.

Esas primeras encuestas también indicaban que los estadounidenses en general estaban abiertos a la idea de usar la Guardia Nacional para ayudar a la Policía a combatir el crimen, al menos mientras las autoridades locales no se opusieran. (Una encuesta de AP-NORC de agosto mostró que los estadounidenses consideraban aceptable en un 55 % frente a un 37 % que las fuerzas militares y la Guardia Nacional apoyaran a la Policía local).

Pero los nuevos datos sugieren que ahora la población se opone en gran medida al uso de la Guardia Nacional, independientemente de la opinión de las autoridades locales.

El segundo punto es que, en la medida su estrategia funcionara, cabría esperar que los estadounidenses vieran con mejores ojos la gestión de Trump sobre la delincuencia. Después de todo, esa es la justificación de todo esto.

Pero eso no ha sucedido.

Una nueva encuesta de Reuters-Ipsos publicada este miércoles mostró que la aprobación de Trump en materia de delincuencia pasó del 43 % el mes pasado al 41 % ahora. Un sondeo de The Washington Post-Ipsos realizado a mediados de septiembre mostró que los estadounidenses desaprobaban su gestión sobre la delincuencia en un 54 % frente a un 44 %.

Una encuesta de The New York Times-Siena College mostró una división más pareja, pero con señales de advertencia: los independientes desaprobaban en un 51 % frente a un 42 %, e incluso el 15 % de los votantes de Trump tampoco aprobaban su actuación en este tema.

Estas son cifras inusuales para Trump, para quien la mano dura contra la delincuencia ha sido durante mucho tiempo una de sus principales banderas.

Esto nos lleva al aspecto quizás más subestimado de todo esto: no solo parece que los estadounidenses consideran esta política como una pérdida de tiempo o recursos; también parecen oponerse por principios.

Este fue un tema que subrayó la jueza Karin Immergut, nombrada por Trump, durante el fin de semana. Afirmó que los argumentos del Gobierno de Trump “corren el riesgo de difuminar la línea entre el poder federal civil y el militar, en detrimento de esta nación”.

De hecho, eso es algo que parece preocupar a los estadounidenses, incluso en esta fase temprana y a pesar de que están bastante preocupados por la delincuencia.

La encuesta del The New York Times y el Siena College planteó quizás la mejor pregunta al respecto. Consultó a los estadounidenses si les preocupaba más que el crimen “se descontrole en las grandes ciudades” si no se desplegaba la Guardia, o que Trump usara la Guardia para “intimidar a sus oponentes políticos”.

Esta última opción podría parecer bastante conspirativa para los partidarios de Trump. Sin embargo, los estadounidenses la eligieron por un margen significativo, 51 % frente a 42 %.

De manera similar, la nueva encuesta de Reuters-Ipsos mostró que los estadounidenses, en general, coinciden en que las Fuerzas Armadas solo deben usarse en circunstancias extraordinarias. De hecho, respondieron en un 58% frente a un 25% que un presidente solo debería desplegarlo para enfrentar “amenazas externas”.

Trump, en cambio, busca claramente usarlo contra supuestas amenazas internas, a las que él llama “el enemigo interno”.

En un discurso dirigido a generales y almirantes la semana pasada, volvió repetidamente a la idea de que se trataba de un enemigo similar a una amenaza extranjera. “No es diferente a un enemigo extranjero”, dijo en un momento.

Ninguno de estos márgenes generales en contra del uso de la Guardia por parte de Trump es abrumador. Y Trump cuenta con un sólido apoyo en su base, que suele ser lo que más le importa.

Pero mientras avanza hacia el escenario que algunos de sus más destacados líderes militares temían —la militarización del país—, vale la pena enfatizar que, al parecer, está tomando estas medidas drásticas en contra de la voluntad de los estadounidenses.

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