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¿Qué pone en juego Colombia con la descertificación? Varios cientos de millones de dólares y algo más

Análisis por Fernando Ramos, CNN en Español

Estados Unidos y Colombia tienen desde hace décadas una relación de dependencia mutua. Por un lado, Estados Unidos es el principal socio comercial de Colombia y, por el otro, Bogotá es uno de los mayores aliados estratégicos de Washington en la lucha contra las drogas y el terrorismo, uno de los principales pilares de la política exterior del presidente Donald Trump para América Latina.

Sin embargo, este lunes la administración de Trump dijo que Colombia había “fallado notablemente” en sus obligaciones para combatir el narcotráfico, por lo que decidió descertificar al país sudamericano. Esta descertificación implica una serie de restricciones por parte de EE.UU., aunque en el anuncio del lunes las autoridades estadounidenses dijeron que continuarían proporcionando fondos a Colombia.

El Gobierno de Trump adjudicó las fallas directamente al presidente de Colombia, Gustavo Petro.

Durante años la asistencia militar y económica para combatir al narcotráfico ha sido crucial en esta lucha conjunta contra el tráfico de drogas y el terrorismo. En el año 2000 comenzó el “Plan Colombia” para fortalecer la cooperación en la guerra contra los cárteles de las drogas. Ese programa involucró, inicialmente, recursos por US$ 1.300 millones, que fueron invertidos en erradicación manual y fumigaciones con glifosato a los cultivos ilícitos.

Con la llegada del presidente Gustavo Petro al poder, en 2022, se planteó un cambio en la estrategia enfocada a fortalecer programas de sustitución de cultivos ilícito de manera manual y voluntaria y a la suspensión de las fumigaciones aéreas por orden de la Corte Constitucional, que argumentó que el glifosato provocaba daños a la salud y el medio ambiente.

Pero, a pesar de los esfuerzos y los cambios de enfoque, la guerra contra las drogas parece no arrojar resultados positivos. Según el reporte de este año de la Estrategia Internacional de Control de Narcóticos del Departamento de Estado, Colombia se mantiene como el principal productor mundial de cocaína. Los cultivos colombianos de plantas de hoja coca aumentaron en un 10 % entre 2022 y 2023 y alcanzaron las las 253.000 hectáreas, según el informe del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos (SIMCI).

Estas proyecciones van incluso en aumento, lo que pone en vilo la continuidad de la ayuda por cerca de US$ 450 millones de dólares anuales que recibe el país para combatir al narcotráfico, aunque, en principio el anuncio de la administración de Trump detalla que el apoyo financiero continuará.

“La victoria de la estrategia de la lucha contra las drogas depende también de la demanda. Hay que regular, hay que regular esa demanda”, le dijo a CNN el ministro de Defensa Pedro Sánchez al ser consultado sobre la postura del Gobierno de Colombia frente a la evaluación anual que hacen varias agencias federales de Estados Unidos para la certificación al país en la guerra contra las drogas.

“Nuestro enfoque es acabar con el narcotráfico y si no hay certificación, que ayuda enormemente en la cooperación internacional para combatir las drogas, los que ganan son los ilegales y pierden las naciones”, sostuvo el funcionario al tiempo que advirtió sobre el alto costo en soldados y policías que han muerto en los últimos años en el combate a las bandas criminales al servicio del narcotráfico.

El reclamo por el costo en vidas de la lucha contra el tráfico y por la demanda de drogas en Estados Unidos es uno de los principales puntos de tensión del Gobierno de Petro con la administración Trump en temas de seguridad.

Gloria Miranda, directora del programa de sustitución de cultivos del Gobierno, cree que los recursos en apoyo logístico y económico de Estados Unidos deben mantenerse para poder garantizar que los campesinos cambien los cultivos ilícitos por siembra de productos como el cacao, plátano, aguacate y otros que les permitan sobrevivir y asociarse en cooperativas para poder comercializar sus cosechas.

“Colombia ha implementado la guerra contra las drogas desde hace unos 50 años. Y hemos cumplido con eso. Pero también hemos puesto los muertos. En este sentido los países consumidores tienen que poner de su parte y apoyarnos porque esa es la otra cara de la cadena del narcotráfico”, afirmó Miranda a CNN durante una visita a una zona de cultivos ilícitos en el departamento del Putumayo, sur de Colombia.

La decisión adversa a Colombia en la lucha contra las drogas no solo puede afectar la cooperación en materia de asistencia técnica y económica para las Fuerzas Militares, también podría tener incidencias en temas comerciales y de inversión. Una descertificación va más allá de un carácter simbólico, sostiene María Claudia Lacouture, directora de la Cámara Colombo Americana.

“El impacto de una descertificación es un impacto que no solamente es reputacional, sino que es un impacto también en temas de comercio, de turismo, en temas de financiamiento, de cooperación bilateral que, desde el punto de vista de Colombia, se debe trabajar con convicción”, afirmó Lacouture en declaraciones a medios locales el 11 de septiembre.

Colombia, en tanto, busca hacer la tarea a pesar dede las dificultades por el aumento de las bandas criminales, de la violencia y del crecimiento de los cultivos ilícitos. De enero a septiembre de 2024, Colombia incautó 3.046 toneladas métricas de precursores sólidos y 4.738.178 galones de precursores líquidos, según el Departamento de Estado.

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