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El aumento vertiginoso de las primas del Obamacare obliga a los afiliados a tomar decisiones difíciles

Por Tami Luhby y Gabe Cohen, CNN

A finales del mes pasado, Elizabeth Wick recibió el correo electrónico que tanto temía. Su aseguradora, Blue Cross and Blue Shield of Texas, le informó que las primas mensuales de su póliza de la Ley del Cuidado de Salud a Bajo Precio (ACA, por sus siglas en inglés, también conocida como Obamacare) se dispararían a US$ 1.380 el próximo año, frente a los US$ 862 actuales.

Wick, de 57 años, recibe actualmente US$ 400 en subsidios federales a la prima, lo que hace que el costo mensual de su seguro médico sea más manejable. Pero la residente de Arlington, Texas, no cuenta con esa ayuda para el próximo año, ya que también recibió una carta del mercado federal de Obamacare en la que se le advierte que probablemente no será elegible para ninguna asistencia en 2026 si los subsidios ampliados expiran, como está previsto, a finales de este año.

El aumento de las tarifas de los seguros médicos y la pérdida de los subsidios podrían trastocar la vida de Wick. Terapeuta especializada en sobrevivientes de agresión sexual, abrió su práctica privada a tiempo completo anteriormente este año, pero depende de la cobertura de Obamacare porque tiene afecciones preexistentes. Sin embargo, pagar tres veces lo que abona ahora es inasumible y podría obligarla a cerrar su práctica y buscar un empleo que le ofrezca seguro médico.

“El seguro de salud determinará cómo será mi vida, si puedo o no continuar con mi práctica privada”, dijo Wick, quien reflexiona sobre la situación antes de dormir y durante sus caminatas diarias.

Wick forma parte de los millones de estadounidenses con pólizas de la ACA que deben afrontar el inminente fin de los subsidios ampliados. El aumento del costo de la cobertura puede llevar a muchos afiliados a tomar decisiones dolorosas, como recortar otros gastos esenciales, intentar evitar recibir atención médica o renunciar por completo al seguro.

El tema está en el centro del estancamiento en el Capitolio, que ha llevado a un cierre récord del Gobierno federal. Los demócratas dicen que solo apoyarán un paquete de financiamiento para el año fiscal 2026 si incluye la extensión de la ayuda más generosa, pero los republicanos aseguran que solo negociarán una vez que el Gobierno reabra.

Los subsidios ampliados han permitido que muchos estadounidenses de bajos ingresos obtengan cobertura sin pagar primas o con montos muy bajos, y ampliaron la elegibilidad para que muchos consumidores de clase media también reciban asistencia. Los subsidios originales del Obamacare, que forman parte de la ley de reforma sanitaria de 2010 y no expiran, solo están disponibles para quienes ganan menos de cuatro veces el nivel federal de pobreza, es decir, unos US$ 63.000 para una persona y US$ 129.000 para una familia de cuatro.

Aprobada por un Congreso controlado por los demócratas durante la pandemia de covid-19 en 2021, la ayuda adicional impulsó a un récord de 24 millones de personas a inscribirse este año en pólizas de Obamacare, con muchos nuevos afiliados provenientes de estados que votaron por el presidente Donald Trump en 2024. Más del 90 % de los titulares de pólizas reciben subsidios.

La expiración de los subsidios ampliados, junto con el aumento de los costos de atención médica, contribuyó a que las aseguradoras subieran las tarifas en un 26 % en promedio para el próximo año, según datos federales.

Pero lo que los afiliados realmente pagarán será mucho mayor porque ya no contarán con la ayuda adicional. Los pagos de primas se duplicarán con creces, en promedio, según KFF, un grupo de investigación de políticas de salud no partidista.

Algunos titulares de pólizas serán más afectados que otros. Aquellos con ingresos apenas por encima del nivel de pobreza pasarán de pagar US$ 0 o casi nada en primas a tener que cubrir varios cientos de dólares al año, explicó Cynthia Cox, directora del Programa sobre la ACA en KFF. Casi la mitad de los afiliados pertenece a este grupo.

“Para ellos es mucho dinero”, dijo Cox. “Podría ser un aumento tan grande que sientan que no pueden afrontarlo”.

Además, los afiliados de entre 50 y 60 años, que ya pagan mucho por la cobertura, tendrán que desembolsar aún más. Una pareja mayor con ingresos de US$ 85.000 al año podría ver cómo sus primas se disparan en más de US$ 20.000 anuales, añadió.

“Es difícil imaginar que muchos de ellos puedan permitirse seguir con esa cobertura”, dijo Cox.

Esa es la situación en la que se encuentra Sunni Montgomery.

A los 63 años, Montgomery enfrenta una batalla implacable contra el cáncer de pulmón. Desde 2022 ha pasado por múltiples rondas de quimioterapia y radiación, confiando en su plan del mercado de la ACA para cubrir los crecientes costos. Gracias a los subsidios ampliados, su prima este año fue de US$ 541 al mes, apenas manejable con su pensión por discapacidad del Seguro Social y un trabajo a tiempo parcial.

Pero el próximo año, sin esos subsidios, dice que su prima aumentará a US$ 1.758 al mes, muy por encima de su presupuesto.

“Tengo que enfrentar la realidad de que probablemente me convertiré en una paciente con cáncer en etapa avanzada sin seguro”, dijo Montgomery. “He luchado tanto. Quiero vivir”.

Ahora depende de oxígeno diario y se somete a estudios cada tres meses; asegura que corre alto riesgo de recaída. Sin seguro, esos tratamientos que le salvan la vida quedarían fuera de su alcance.

“Si no me hacen los estudios y no sabemos si el cáncer regresó, eso podría significar el final para mí”, dijo Montgomery, quien intenta hacerse todas las revisiones posibles antes de que su cobertura expire.

De forma similar, Chris y Donna Vetter han tomado la dolorosa decisión de dejar su seguro médico, diciendo que simplemente no pueden costearlo.

Chris, de 62 años, es un trabajador federal jubilado, y Donna, de 60, dirige un pequeño negocio de facturación médica. Dependían de su plan de la ACA —reducido a US$ 401 mensuales gracias a los subsidios ampliados— para controlar el asma de Donna y la fibrilación auricular de Chris. Pero el próximo año su prima aumentará a US$ 1.975 al mes, casi la mitad de sus ingresos.

Revisaron opciones en el mercado de la ACA, pero aseguran que incluso los planes más baratos rondaban los US$ 1.000 al mes. Y esas pólizas “tienen deducibles enormes, copagos altos y no cubren mucho, así que, en la práctica, es como no tener seguro”, dijo Chris.

Ahora los Vetter, que viven en el condado rural de Somerset, Maryland, se preparan para un futuro sin cobertura: esperan cancelar citas, dejar de hacerse estudios, omitir medicamentos y cruzar los dedos para que no ocurra una emergencia.

“Tengo miedo y no sé qué hacer”, dijo Donna. “Si algo sale mal —Dios no lo quiera, un accidente, un ataque cardiaco, cáncer—, no tendremos nada”.

El aumento de las primas también ha dejado a Alison y su esposo, Chris, que viven en Carson City, Nevada, debatiendo qué hacer con su cobertura de Obamacare. Comenzaron a comprar pólizas en el mercado hace tres años, cuando Chris, un exagente de policía, tuvo que jubilarse tras una lesión grave.

Este año pagan solo US$ 183 al mes después de recibir casi US$ 1.350 en subsidios. Pero el próximo año su póliza costará US$ 936 después de algunos subsidios. Contemplan adquirir un plan más económico con un deducible mucho más alto, aunque eso los obligaría a pensarlo dos veces antes de acudir a atención urgente o a la sala de emergencias.

“Estar en una situación en la que tienes que preguntarte: ¿realmente lo necesito? ¿Realmente necesito ese medicamento? ¿De verdad debo ir a atención urgente? ¿Dios no lo quiera, tengo que ir a emergencias o puedo, por decirlo así, aguantarme?”, dijo Alison, quien pidió usar solo su nombre de pila debido a la antigua profesión de su esposo. “Todas esas son decisiones que nos veremos obligados a tomar.”

Los estadounidenses más jóvenes también están lidiando con el aumento de costos.

Kris McKegney, de 23 años, paga actualmente US$ 300 al mes después de subsidios por un plan de gama alta con un deducible anual de solo US$ 3.000. Mantener el mismo plan le costaría US$ 1.250 al mes, ya que no espera calificar para ninguna ayuda. Esa cifra es inasumible, dijo el contador autónomo.

Una de las opciones que considera es inscribirse en un plan catastrófico de US$ 400 mensuales, que lo obligaría a pagar todos sus medicamentos, consultas médicas y sesiones de terapia. Otra es adquirir una póliza con una prima de US$ 850 al mes y un deducible de US$ 10.000 que ofrecería más cobertura. Pero esta última lo obligaría a usar sus ahorros de jubilación, pausar el ahorro para la cuota inicial de una casa y subir las tarifas a sus clientes, en su mayoría organizaciones sin fines de lucro.

Residente de Vermont, McKegney dijo que la atención médica es importante para él porque es una persona transgénero. La disputa en el Capitolio por los subsidios ampliados, también conocidos como créditos fiscales anticipados, le hace sentir “degradado”.

“Los créditos fiscales han ayudado a millones de personas a acceder a atención médica, y parece muy cruel quitarlos ahora”, afirmó.

La expiración inminente de los subsidios ampliados llevó a Nolan LeRoux y Emily Clute a contemplar medidas drásticas para conservar al menos parte de la asistencia. La pareja, ambos de 35 años, tenía previsto casarse este sábado, pero ha considerado no registrar su matrimonio después de la ceremonia. Esto se debe a que es más probable que califiquen para los subsidios originales de Obamacare como individuos que como pareja, ya que el umbral de ingresos para una pareja es inferior al doble del de una persona sola.

De lo contrario, los residentes de Bethlehem, Nueva York, tendrían que pagar más de US$ 1.360 al mes el próximo año por la cobertura, casi el doble de lo que pagarían por separado por el mismo plan con algo de ayuda. Si los subsidios ampliados se extienden, serían elegibles para más asistencia incluso como pareja casada.

Como no se sienten cómodos quedándose sin seguro, podrían terminar trabajando más para cubrir el costo. Él es barbero y ella es tatuadora. Pero no están contentos con tener que pasar más tiempo separados como recién casados para poder pagar las primas más altas. Además, el aumento también afectaría sus planes de luna de miel, eliminando cualquier idea de viajar a California.

Aun así, dicen que el estrés de no tener seguro sería mayor que la preocupación por cómo pagar por él, ya que cualquier cosa podría suceder, como ser atropellados por un conductor ebrio, explicó LeRoux.

“No hay muchas cosas relacionadas con la salud que sean realmente asequibles”, dijo. “Sería muy estresante, porque no sé cómo podríamos pagar una factura médica de cinco cifras”.

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