El cierre del Gobierno de EE.UU. terminó, pero las cosas no han vuelto a la normalidad
Por Jeremy Herb, Tami Luhby, Sunlen Serfaty, René Marsh, Alexandra Skores, Ella Nilsen, Marshall Cohen y Bryan Mena, CNN
El cierre del Gobierno de EE.UU. terminó, pero cientos de miles de trabajadores federales regresan después de 43 días a una situación que dista mucho de la normalidad, según informaron empleados de todo el país a CNN.
Los retrasos y cancelaciones de vuelos persistirán mientras se completa la plantilla de controladores aéreos. Los trabajadores que llevan semanas sin cobrar aún tendrán que esperar el pago retroactivo.
Las subvenciones para investigación se retrasarán. Es probable que se cancelen los informes económicos. Habrá que revisar seis semanas de correos electrónicos y mensajes de voz.
Y dentro de tres meses, podrían tener que lidiar nuevamente con la misma inestabilidad: el acuerdo que el presidente Donald Trump convirtió en ley este miércoles por la noche financia a la mayor parte del Gobierno solo hasta enero.
“Este acuerdo no supone una vuelta a la normalidad porque lo único que hace es aplazar el problema hasta el 30 de enero”, dijo Max Stier, presidente y director ejecutivo de Partnership for Public Service, una organización gubernamental no partidista y sin ánimo de lucro.
“Es un poco como si los empleados federales regresaran a sus casas después de un huracán y ya hubiera otra tormenta en el horizonte”.
Los empleados federales afirmaron que el cierre del Gobierno federal ha sido la gota que colmó el vaso tras meses de caos, ya que la administración Trump ha recortado puestos de trabajo y, en algunos casos, agencias enteras desde que el presidente asumió el cargo en enero.
La administración intentó despedir a más empleados federales cuando se produjo el cierre, pero el acuerdo de financiación a corto plazo paralizó esos despidos hasta finales de enero.
“Va a ser estresante para todos”, dijo Yolanda Jacobs, presidenta del Sindicato Local 2883 de la Federación Estadounidense de Empleados Gubernamentales y empleada de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. “Apenas podemos imaginar lo difícil que será volver a poner todo en funcionamiento, sobre todo porque ya estábamos lidiando con muchas dificultades antes del cierre”.
Para el público estadounidense, los efectos persistentes del cierre podrían sentirse durante meses o incluso años en los aeropuertos del país.
Mientras tanto, quienes reciben asistencia gubernamental, como cupones de alimentos, esperan con impaciencia que el Gobierno finalmente distribuya los fondos.
Los empleados federales que regresaron a sus puestos el jueves deberán evaluar cómo abordar más de seis semanas de trabajo atrasado. Los empleados federales no considerados esenciales fueron suspendidos temporalmente durante el cierre del Gobierno.
Desde la seguridad alimentaria y la NASA hasta la educación y los parques nacionales, las plantillas federales ya sufrían escasez de personal tras los recortes generalizados del DOGE a principios de este año, lo que, según dijeron los trabajadores a CNN, hará aún más difícil recuperarse de esta crisis.
“Este momento va a ser muy diferente al de 2019 (después del último cierre del Gobierno), cuando estas oficinas contaban con la plantilla completa”, dijo un empleado del Departamento de Educación.
Un segundo trabajador del departamento de Educación declaró a CNN que les habían dicho que solo revisaran sus correos electrónicos en horarios autorizados para buscar avisos de despido por “reducción de personal”, y que se aseguraran de que sus computadoras no se bloquearan después de 30 días.
Según la persona, fue desgarrador ver cómo se acumulaban los correos electrónicos, incluyendo súplicas desesperadas de padres de niños con discapacidad que presentaron denuncias por discriminación ante la Oficina de Derechos Civiles del departamento.
Otro funcionario de Educación estimó que, durante el cierre gubernamental, se presentaron más de 2.000 quejas ante dicha oficina, que se encarga de las denuncias de discriminación contra estudiantes con discapacidad.
Según un trabajador del Programa de Alimentos para Consumo Humano de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), se necesitarán días para que los laboratorios utilizados para analizar alimentos y prevenir enfermedades transmitidas por los alimentos vuelvan a su plena capacidad.
Además de tener que ponerse al día con el mantenimiento de los equipos y los controles de calidad, “llevará tiempo reiniciar la investigación junto con la planificación de políticas más amplias”, indicó el trabajador.
En el Servicio de Impuestos Internos (IRS), el retraso en la tramitación de las declaraciones de impuestos de quienes solicitaron prórrogas tardará entre dos y tres meses en solucionarse, según Gibson Jones, presidente del Sindicato Local 98 de Empleados del Tesoro Nacional en Memphis. “Estamos hablando de más de 40 días de correspondencia sin procesar. Quienes esperan un reembolso también experimentarán demoras en su tramitación”.
Una de las principales prioridades del Servicio de Parques Nacionales será evaluar los daños que hayan sufrido los parques durante el cierre, dijo Kristen Brengel, vicepresidenta sénior de asuntos gubernamentales de la Asociación para la Conservación de los Parques Nacionales.
Muchos parques contaron con personal de seguridad durante el cierre, pero se han reportado pintadas y daños causados por vehículos todoterreno en parques como Arches y Glen Canyon, así como actividades ilegales como salto base y vuelo de drones en Yosemite, según Brengel.
Sin embargo, hubo un aumento considerable de voluntarios durante el cierre, añadió, y muchos parques financiaron servicios de limpieza, como la recogida de basura, con el dinero de las entradas, o bien grupos de personas se ofrecieron como voluntarios.
“Afortunadamente, muchos parques no sufrieron daños”, dijo Brengel. “Pero esto es insostenible y todo el mundo lo sabe”.
En el campus principal del emblemático Centro de Vuelos Espaciales Goddard de la NASA en Greenbelt, Maryland, sede de los telescopios espaciales Hubble y James Webb, los empleados se alarmaron cuando más de una docena de edificios del campus fueron desalojados y cerrados con candado, con muy poco aviso previo, informó recientemente CNN.
Algunas de las fuentes con las que CNN habló recientemente dijeron temer que estas medidas repentinas formen parte de un esfuerzo de la administración Trump por desmantelar silenciosamente el campus de Goddard durante el cierre del Gobierno, una afirmación que un portavoz de la NASA negó.
“Mucha gente no tendrá ni idea de que se está produciendo este cierre de las instalaciones”, indicó un ingeniero de la NASA. “Preveo que será una situación bastante caótica, además del propio proceso de regreso”.
El momento en que los aproximadamente 1,4 millones de empleados federales que han sido suspendidos temporalmente o que trabajan sin paga recibirán sus salarios atrasados puede variar según la agencia.
Muchos dejaron de recibir dos sueldos completos y uno parcial durante el cierre del Gobierno.
En el pasado, los trabajadores tardaban solo unos días hábiles en cobrar, afirmó Jacqueline Simon, directora de políticas de la Federación Estadounidense de Empleados Gubernamentales.
Sin embargo, le preocupaba que este año el proceso pueda demorarse, ya que muchos empleados de recursos humanos de las agencias fueron suspendidos temporalmente o renunciaron debido a los recortes presupuestarios del Gobierno.
A la complejidad se suma el hecho de que no todos los empleados federales cobran al mismo tiempo, ya que el Gobierno utiliza múltiples sistemas de pago, dijo Stier, de Partnership for Public Service.
“Es una tarea enorme que se suma a muchas otras cosas que los empleados federales tendrán que hacer”, indicó, aunque debería tomar cuestión de días, no de semanas.
Pero “hasta que no nos paguen, todos seguiremos teniendo las mismas presiones financieras”, comentó Ben Emmel, quien representa a 2.400 empleados de la Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno como presidente de la Federación Internacional de Ingenieros Profesionales y Técnicos Local 1921.
El cierre provocó el caos en los aeropuertos estadounidenses, y sus consecuencias podrían perdurar mucho más allá de la reapertura del Gobierno.
El sistema de control de tráfico aéreo de EE.UU. tiene un déficit de más de 3.000 controladores para completar la plantilla de torres y demás instalaciones que guían los vuelos en todo el país.
La plantilla actual de 14.000 controladores no solo tuvo que lidiar con la escasez habitual de personal, sino también con el absentismo laboral durante el cierre gubernamental, todo ello sin percibir salario.
Todo esto puso a los controladores jóvenes en una “situación muy difícil” durante el cierre del Gobierno, lo que provocó que algunos renunciaran, según declaró esta semana a la prensa el secretario de Transporte, Sean Duffy, mientras que algunos controladores de mayor edad optaron simplemente por jubilarse.
Según Duffy, cada día se marchan entre quince y veinte controladores en edad de jubilación, frente a los cuatro que se marchaban normalmente.
En mayo, el Departamento de Transporte anunció que reemplazaría la infraestructura de la Administración Federal de Aviación, con décadas de antigüedad, por un nuevo sistema de control de tráfico aéreo por US$ 31.500 millones, pero el cierre podría perjudicar también ese esfuerzo.
En una conferencia de prensa celebrada el miércoles en el Aeropuerto Internacional O’Hare de Chicago, Duffy manifestó que el software y las actualizaciones que requiere el nuevo sistema “llevarían más tiempo que el período de tres años” prometido inicialmente.
El cierre del Gobierno causó estragos en los programas de asistencia social del país, especialmente en los cupones de alimentos de los que dependen casi 42 millones de estadounidenses para dar de comer a sí mismos y a sus familias.
El momento exacto en que los inscritos en el Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP, por sus siglas en inglés) recibirán la totalidad de sus beneficios correspondientes a noviembre dependerá de su lugar de residencia.
Más de una docena de estados comenzaron a distribuir los pagos completos a sus residentes la semana pasada, antes de que la Corte Suprema suspendiera una orden judicial que exigía la financiación total del programa.
Varios otros estados comenzaron a enviar beneficios parciales la semana pasada, en virtud de una orden judicial anterior. Otros aún no han distribuido la ayuda correspondiente a este mes.
Tras la reapertura del Gobierno, muchos estados podrían emitir los beneficios completos del SNAP en un plazo de tres días, según Lexie Kuznick, directora de políticas y relaciones gubernamentales de la Asociación Estadounidense de Servicios Humanos Públicos, que representa a agencias estatales, condales y municipales.
Sin embargo, algunos podrían tardar hasta una semana.
El acuerdo de gastos convertido en ley elimina la amenaza de otra interrupción del programa SNAP en enero, cuando podría producirse otro cierre: el proyecto de ley financió a varias agencias, incluido el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, que administra el programa SNAP, para todo el año fiscal.
Sin embargo, el Programa de Asistencia Energética para Hogares de Bajos Ingresos (LIHEAP, por sus siglas en inglés) y el programa Head Start podrían tardar más en reanudarse. Estos programas son administrados por el Departamento de Salud y Servicios Humanos.
Según Mark Wolfe, director ejecutivo de la Asociación Nacional de Directores de Asistencia Energética, el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) suele tardar al menos 30 días en calcular las asignaciones para los estados y distribuir los fondos del LIHEAP. Wolfe teme que este año el proceso se demore aún más, dado que el HHS despidió a su personal del LIHEAP en la primavera.
Las subvenciones federales para los aproximadamente 140 programas Head Start —que atienden a más de 65.000 niños y familias— afectados por el cierre podrían tardar hasta dos semanas en distribuirse, dijo Tommy Sheridan, subdirector de la Asociación Nacional Head Start.
La falta de financiación obligó al cierre de 20 programas en 17 estados y Puerto Rico. Otros programas han podido mantener sus operaciones gracias al apoyo local y filantrópico.
Al ser consultado sobre el cronograma para la entrega de fondos a los programas LIHEAP y Head Start, un portavoz del HHS indicó que la agencia actuará con celeridad para administrar los fondos anuales de LIHEAP. Los beneficiarios de Head Start recibirán comunicaciones que incluirán un cronograma para la liberación de los fondos federales.
La publicación de datos económicos por parte del Gobierno —que utilizan los líderes empresariales y la Reserva Federal para evaluar el estado de la economía estadounidense— se ha suspendido durante todo el cierre.
Todavía no se han publicado los informes mensuales de empleo correspondientes a septiembre y octubre, ni tampoco la primera estimación del producto interno bruto del tercer trimestre, que recoge todos los bienes y servicios producidos en la economía.
Una vez que el Gobierno reabra, las agencias estadísticas como la Oficina de Estadísticas Laborales y la Oficina de Análisis Económico publicarán calendarios actualizados sobre la publicación de datos.
Pero esta es la primera vez que se retrasan dos informes de empleo. Y es probable que el de octubre nunca se publique, ya que no se recopilaron los datos de ese mes, declaró el miércoles la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt.
“Todos esos datos económicos que se publiquen quedarán permanentemente alterados, dejando a nuestros responsables políticos de la Reserva Federal actuando a ciegas en un período crítico”, manifestó Leavitt a los periodistas.
Caitlin Lewis, directora de CivicMatch, una plataforma que conecta a empleados federales con empleos en Gobiernos estatales o locales, afirmó que el cierre administrativo ha empujado a muchos trabajadores federales a abandonar sus puestos.
Según explicó, durante las primeras cinco semanas del cierre se registró un aumento del 74 % en el número de empleados federales que se registraron en la plataforma, en comparación con las cinco semanas previas al impasse. La semana pasada fue una de las de mayor actividad en la plataforma en los últimos meses.
En total, más de 12.000 empleados federales se han inscrito este año.
“La gente quiere aguantar todo lo que pueda. Pero este es el último episodio de un profundo ciclo de inestabilidad que está expulsando a los funcionarios públicos del Gobierno desde la toma de posesión”, dijo Lewis.
Cuando finalizó el último cierre del Gobierno en 2019, una empleada del USDA regresó y encontró docenas de correos electrónicos de agencias estatales con preguntas sobre políticas, lo que le hizo apreciar aún más su trabajo y darse cuenta de lo mucho que se le necesita.
Pero el estrés provocado por el estancamiento récord de este año la ha obligado a empezar a buscar otros trabajos.
“Han sido las seis peores semanas que recuerdo”, comentó la funcionaria, que había planeado hacer carrera en el Gobierno. “No puedo permitirme pasar por esto de nuevo, ni mental ni económicamente”.
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