La tragedia de Armero en 1985 cambió la historia. Un pueblo en EE.UU. aprendió la lección para evitar otro desastre volcánico
Por Sebastián Jiménez Valencia, CNN en Español
A las 9:08 p.m. del 13 de noviembre de 1985 ocurrió la erupción principal en el volcán Nevado del Ruiz, en el centro de Colombia, y el glaciar de la montaña se empezó a derretir y deslizar: un flujo despiadado de hielo disuelto, tierra, rocas, material piroclástico descendió por las montañas de la Cordillera Central del país y alcanzó el caudal de los ríos Lagunilla y Azufrado hacia el oriente.
Noventa millones de metros cúbicos de flujo caliente y oscuro corrieron por 104 km hasta llegar a las 11:35 p.m. a Armero, un pueblo desde el que no se alcanzaba a ver el volcán y cuyos pobladores no sabían del peligro que representaba.
Lo que pasó en 1985 se conoce como un lahar: un flujo arrasador que destrozó todo a su paso a 17 metros por segundo y mató a más de más de 25.000 personas. Esa avalancha mortal partió en dos la historia de Colombia y de la vulcanología mundial por la tragedia de un pueblo que quedaba a más de 70 km geográficos del volcán.
Como Armero, hay un lugar en EE.UU. que podría sufrir la misma suerte: Orting, en el estado de Washington, a los pies del monte Rainier, un volcán con mucha más nieve que el Ruiz y que representa la identidad de ese poblado y enmarca su paisaje. En el caso de una erupción del Rainier, un lahar sería devastador para esa pequeña ciudad de unos 9.000 habitantes. Por eso, Orting aprendió las lecciones de Armero y cada año se prepara para que un lahar asolador no acabe con su historia.
El desastre mortal de Armero fue el resultado en parte de cuatro falencias, explica John Makario Londoño, coordinador del Grupo de Trabajo de Investigación en Geoamenazas del Servicio Geológico Colombiano (SGC): no había un sistema de gestión de riesgo en Colombia, no había conocimiento difundido de la amenaza, los habitantes en las zonas de esa amenaza eran incrédulos a las advertencias y hubo mucha desinformación.
En Armero muchos se tomaron las advertencias como una broma. Los ciudadanos de a pie no sabían que el volcán había tenido erupciones en 1595 y 1845. La ceniza que cayó las horas previas fue un motivo de diversión. Para esos pobladores, el Nevado del Ruiz era solo una montaña lejana en un mapa, nada más. “Es muy difícil decirle a la gente que un volcán lo va a matar cuando ni siquiera ve ese volcán”, dice Londoño.
En otros lugares del mundo tomaron nota de esas falencias. Y Orting —a solo 48 km del majestuoso monte Rainier, que se ve desde todo el pueblo—, es un sitio con una amenaza similar que se ha preparado mejor por años.
Los expertos del Servicio Geológico Colombiano explican que el monte Rainier, que se eleva 4.300 metros sobre el nivel del mar en el estado de Washington, es el “hermano” del volcán Nevado del Ruiz. Y que Orting, una población menor entre dos ríos, podría ser Armero, pero las autoridades en Estados Unidos hacen lo posible para que no lo sea: la tragedia del 1985 llevó al Servicio Geológico nacional y a funcionarios del estado a realizar los simulacros más grandes por lahar a nivel mundial. Cada año, hasta unas 30.000 personas, en especial estudiantes, hacen un simulacro de evacuación en caso de que el gigantesco glaciar del monte Rainier se derrita y desprenda y haga que los ríos Carbon y Puyallup lleven una avalancha letal.
Las autoridades de Washington desarrollaron una estrategia de coordinación para la evacuación de las 150.000 personas que viven sobre antiguos lahares en los valles fluviales que rodean la montaña.
“La tragedia en Armero realmente puso en perspectiva lo mortal que puede ser un lahar”, afirma Brian Terbush, Gerente del Programa de Terremotos/Volcanes de la División de Gestión de Emergencias del Estado de Washington.
El monte Rainier no ha tenido ninguna erupción volcánica importante en los últimos 1.000 años. Pero es uno de los volcanes más peligrosos del país. Bradley Pitcher, vulcanólogo y profesor de Ciencias de la Tierra y Ambientales en la Universidad de Columbia, dijo a CNN en 2024 que Rainier tiene aproximadamente ocho veces la cantidad de glaciares y nieve que tenía el Nevado del Ruiz cuando entró en erupción.
En la evaluación de amenazas más reciente del USGS, de 2018, la agencia federal consideró al Kilauea de Hawái como el volcán más peligroso de Estados Unidos, lo cual no sorprende dada la cantidad de personas que viven cerca y la frecuencia con la que entra en erupción. El monte Santa Helena, que entró en erupción en mayo de 1980, se clasificó como el segundo más peligroso, por delante del Monte Rainier, que ocupó el tercer lugar.
De un fenómeno natural del que las personas no tenemos control se puede controlar su impacto. “Los desastres no son naturales. Somos nosotros los responsables del desastre, no la naturaleza”, señala Lina Marcela Castaño, líder del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Manizales. Si vuelve a haber una erupción, Orting estará preparado.
Las autoridades de Washington tienen al Ruiz como referente tras un hecho clave en el que se aplicaron las lecciones de Armero: en 1991, durante la mayor erupción de un volcán cerca de una zona densamente poblada del siglo XX, la del Pinatubo de Filipinas, lograron evacuar en tiempo récord casi 200.000 personas amenazadas por lahares. El 15 de junio, el inmenso fárrago de agua, tierra y escombros se llevó por delante cientos de aldeas en las provincias de Zambales, Pampanga y Tarlac, pero murieron unas 800 personas por causas relacionadas a la erupción.
La que pudo haber sido una tragedia de proporciones históricas en Filipinas terminó siendo uno de los casos de prevención oportuna más exitosos ante un fenómeno natural: los 23.000 muertos de Armero fueron un aviso. El sacrificio y el dolor de los colombianos motivaron la movilización rápida en Filipinas, a pesar de las condiciones precarias.
Porque Armero también propició una movilización académica institucional alrededor del mundo que dio origen al VDAP, el Programa de Asistencia para Desastres Volcánicos, fundado en 1986 por el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés) y la Oficina de Asistencia para Desastres en el Extranjero de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional tras la erupción del Ruiz en 1985, y que hoy nuclea el flujo de información en zonas de amenaza volcánica.
“El VDAP ha permitido al USGS colaborar estrechamente con homólogos como el Servicio Geológico Colombiano para instalar sistemas de monitoreo que proporcionen alertas tempranas sobre actividad volcánica y flujos de lodo como los que causaron la tragedia de Armero”, dijo a CNN el Dr. Jake Lowenstern, director del VDAP.
“El Ruiz partió en dos la historia de la vulcanología mundial y fue el inicio de la vulcanología colombiana”, dijo Gloria Patricia Cortés, quien ha participado en los intercambios binacionales con el USGS para la preparación y respuesta en emergencias.
Después de la devastación de 1985, científicos estadounidenses buscaron evidencia de eventos similares en volcanes, explicó el Dr. Lowenstern. “El monte Rainier es un claro ejemplo de un volcán que ha sufrido múltiples colapsos que han creado flujos de lodo catastróficos (los lahares). Entendemos esta historia en parte gracias a los estudios iniciados tras el devastador impacto de los eventos en el Nevado del Ruiz”.
Terbush, de la División de Gestión de Emergencias del Estado de Washington, explica que presenciar lo ocurrido en el Nevado del Ruiz sin duda inspiró a los gestores de emergencias de Washington a colaborar con el USGS para crear un sistema de detección y alerta de lahares que pueda aumentar la cantidad de personas alertadas y, al mismo tiempo, sus posibilidades de supervivencia.
“Los ejercicios de evacuación en Orting y otras comunidades cercanas al Monte Rainier son resultado directo de lo aprendido en Armero y de la perspectiva adquirida a través de los intercambios con el SGC y las autoridades colombianas”, afirma el Dr. Lowenstern, del VDAP.
Esas lecciones dolorosas llegaron después de una avalancha de muerte en Colombia, pero en Orting, donde todos los días ven el esplendor del monte Rainier, sí saben del peligro que representa el volcán. Por eso no hay bromas ni desinformación. El fenómeno natural no dejará una tragedia humana.
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Con información de Katie Hunt, de CNN.
