Trump quiere que los estadounidenses tengan más bebés, pero los críticos dicen que sus políticas no ayudarán a criarlos
Por Stephanie Armour y Amanda Seitz, CNN, y KFF Health News
Maddy Olcott planea iniciar su carrera profesional una vez que se gradúe de la universidad. Pero la estudiante de tercer año en la Universidad Estatal de Nueva York en Purchase hasta ahora no planea formar una familia, incluso con el Gobierno de Trump ofreciendo incentivos como “bonos para bebés” de US$ 1.000 o medicamentos para la infertilidad a precios más bajos.
“Nuestro país quiere que seamos máquinas de parir, pero están recortando los recursos que ya existen”, dijo Olcott, de 20 años. “¿Y un bono de bebé de US$ 1.000? Es como, ¿en serio? Eso ni siquiera cubre mi renta de un mes”.
El Gobierno de Trump quiere que los estadounidenses tengan más hijos y lanzará iniciativas para revertir la caída de la tasa de natalidad en EE.UU. A mediados de octubre, la Casa Blanca presentó un plan para aumentar el acceso a tratamientos de fertilización in vitro. El presidente Donald Trump ha elogiado tales iniciativas, llamándose a sí mismo “el presidente de la fertilidad”.
No obstante, grupos de derechos reproductivos y otras organizaciones de defensa dicen que estos esfuerzos para aumentar la tasa de natalidad no compensan las prioridades más amplias del Gobierno dirigidas a recortar programas federales como Medicaid, el Programa de Seguro Médico Infantil y otras iniciativas que apoyan a mujeres y niños. El enfoque profamilia, dicen, no solo se trata de aumentar la procreación. Afirman que se está utilizando para impulsar una agenda conservadora que amenaza la salud de las mujeres, los derechos reproductivos y la participación en la fuerza laboral.
Algunos predicen que estos esfuerzos podrían desalentar la paternidad y aumentar la mortalidad materna.
“La derecha religiosa quiere más bebés cristianos blancos y trata de restringir la libertad reproductiva de las mujeres para lograr ese objetivo”, dijo Marian Starkey, vocera de Population Connection, una organización que promueve la estabilización poblacional mediante mayor acceso a anticonceptivos y aborto. “El verdadero peligro es la constante erosión de los derechos reproductivos”.
La Casa Blanca no respondió a repetidas solicitudes de entrevista.
Varios programas federales que durante mucho tiempo han ayudado a mujeres y niños también están siendo objeto del Gobierno de Trump y de miembros del gabinete que dicen apoyar políticas pronatalistas.
Los requisitos laborales para Medicaid, implementados por la “gran y hermosa ley” republicana, aprobada en julio, generarán trámites adicionales y otros requisitos que, según la Oficina de Presupuesto del Congreso, harán que millones de personas elegibles pierdan la cobertura. Medicaid cubre más de 4 de cada 10 nacimientos en EE.UU.
La medida también recorta fondos federales para un programa nacional que otorga beneficios alimentarios mensuales. Casi el 40 % de los beneficiarios en el año fiscal 2023 eran niños.
Los recortes de gastos y la congelación de personal han afectado a Head Start, un programa federal de educación que proporciona guarderías y preescolar para niños pequeños de bajos ingresos, incluso cuando los adultos estadounidenses piden al Gobierno que reduzca los crecientes costos del cuidado infantil.
Y el Partido Republicano detuvo el financiamiento de Medicaid para Planned Parenthood durante un año porque ofrece servicios de aborto, obligando al cierre de unas 50 clínicas en todo el país desde principios de 2025. Planned Parenthood ofrece una amplia gama de servicios de salud para mujeres, desde exámenes médicos hasta detección de cáncer de mama y atención prenatal inicial.
Grupos que defienden la salud de la mujer y los derechos reproductivos dicen que las acciones del Gobierno y de los republicanos en el Congreso para atacar estos programas dificultan que las familias obtengan el apoyo y la atención médica que necesitan.
“Hay mucha retórica sobre quién merece la asistencia pública, y para muchos legisladores, no la merece la madre soltera”, dijo Allyson Crays, analista de políticas y derecho de salud pública en la Escuela de Salud Pública Milken de la Universidad George Washington.
La perspectiva pronatalista generalmente apoya la intervención gubernamental para fomentar la procreación y está basada en la creencia de que la cultura moderna ha dejado de celebrar a la familia nuclear. Los partidarios del movimiento también dicen que las políticas para incentivar la natalidad son una necesidad económica.
La tasa nacional de natalidad ha estado, en gran medida, en descenso desde 2007, con el número de nacimientos disminuyendo en promedio un 2 % por año desde 2015 hasta 2020, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), aunque la tasa ha fluctuado desde entonces.
Los conceptos que dan forma al movimiento pueden encontrarse en el Proyecto 2025, una iniciativa política liderada por la conservadora Heritage Foundation que ha visto muchas de sus propuestas adoptadas por Trump. El documento afirma que los hijos prosperan mejor en un “matrimonio heterosexual intacto”.
“Los hombres y mujeres casados representan la estructura familiar ideal y natural porque todos los niños tienen derecho a ser criados por quienes los concibieron”, dice el texto.
El Proyecto 2025 también incluye muchas propuestas que, según los críticos, no son favorables para la salud de las mujeres. Por ejemplo, aboga por eliminar el acceso a la mifepristona, un medicamento comúnmente utilizado en abortos y también en el manejo de abortos espontáneos, y alienta a los estados a impedir que las clínicas de Planned Parenthood reciban fondos de Medicaid.
El lema de “más bebés” está siendo adoptado en los niveles más altos del Gobierno federal.
“No recuerdo que ningún otro Gobierno haya estado tan ligado al movimiento pronatalista”, dijo Brian Dixon, vicepresidente senior de asuntos gubernamentales y políticos de Population Connection.
Pocos días después de asumir el cargo, el vicepresidente, J. D. Vance, declaró: “Quiero más bebés en Estados Unidos”. También ha criticado las decisiones de mujeres y hombres que optan por no formar familias.
La Casa Blanca anunció en octubre un descuento en ciertos medicamentos utilizados en tratamientos de fertilización in vitro a través de TrumpRx.gov, un sitio web gubernamental que aún no ha sido inaugurado y que busca conectar a los consumidores con medicamentos a precios reducidos. Mehmet Oz, quien encabeza Medicare y Medicaid, auguró un posible futuro de “bebés Trump” a raíz de los medicamentos para la infertilidad a menor precio.
El Gobierno también anunció que alentaría a los empleadores a adoptar un nuevo modelo para ofrecer beneficios de fertilidad como una opción independiente en la que los empleados pueden inscribirse. Pero esto está lejos de la promesa anterior de Trump de hacer gratuitos los tratamientos de infertilidad y puede que no sea suficiente para superar otras preocupaciones financieras a largo plazo que a menudo influyen en la decisión de tener hijos.
Angel Albring, madre de seis hijos, dice que su sueño de tener una familia numerosa siempre dependió de su capacidad para trabajar y evitar los costos del cuidado infantil. Su carrera como redactora independiente le permitió hacerlo mientras seguía contribuyendo al ingreso familiar, trabajando durante las siestas y por la noche, mientras el resto de su hogar dormía.
“El consejo de ‘dormir cuando el bebé duerma’ nunca me aplicó a mí”, dijo Albring.
Sin embargo, algunas de sus amistades no tienen tanta suerte. Temen no poder permitirse tener hijos debido al aumento de los costos del cuidado infantil, alimentos y vivienda, afirmó.
El Gobierno de Trump, mientras tanto, ha impulsado otra política destinada a dar un impulso financiero futuro a los niños.
La “gran y hermosa ley” establece una “Cuenta Trump” con ventajas fiscales, financiada inicialmente con US$ 1.000 de fondos federales —conocido a menudo como un “bono por bebé”— en nombre de cada niño estadounidense elegible. Se prevé que los depósitos iniciales comiencen en 2026, y el Gobierno federal abrirá automáticamente una cuenta para los niños nacidos después del 31 de diciembre de 2024 y antes del 1 de enero de 2029.
Inicialmente, los padres podrían aportar hasta US$ 5.000 al año a la cuenta, y los empleadores podrían contribuir anualmente hasta US$ 2.500 de ese monto. De acuerdo con los informes, estas cuentas serían vehículos para el ahorro a largo plazo. Los detalles aún se están definiendo, pero los fondos no podrían retirarse antes de que el niño cumpla 18 años. Después de eso, las cuentas probablemente pasarían a ser cuentas IRA tradicionales.
El pronatalismo también se extiende a otras partes del Gobierno federal.
El secretario de Transporte, Sean Duffy, quien tiene nueve hijos, instruyó a su departamento que priorizara fondos federales para las comunidades con altas tasas de matrimonio y natalidad, aunque aún no se han anunciado proyectos directamente relacionados con la iniciativa. Por un tiempo, el Gobierno consideró otorgar medallas nacionales a las madres con seis o más hijos.
No obstante, hay un inconveniente: los datos sugieren que las políticas y programas propuestos por el Gobierno de Trump no necesariamente funcionarán.
Otros países han ofrecido programas más sólidos para fomentar la procreación y facilitar la crianza, pero no han visto aumentar sus tasas de natalidad, señaló Michael Geruso, economista de la Universidad de Texas en Austin que espera ver aumentar la población mundial. Israel, por ejemplo, ha ofrecido tratamiento de fertilización in vitro gratuito durante aproximadamente tres décadas, pero sus tasas de natalidad se han mantenido estancadas, en poco menos de tres hijos por mujer, indicó.
Francia y Suecia cuentan con extensos programas de red de seguridad social para apoyar a las familias, incluyendo licencia remunerada y permiso de paternidad y maternidad pagados, así como servicios de guardería y salud subsidiados. Sin embargo, sus tasas de fertilidad también están disminuyendo, indicó Peggy O’Donnell Heffington, profesora asistente senior de historia en la Universidad de Chicago, quien escribió un libro sobre la no maternidad.
“Nadie sabe aún cómo evitar la despoblación”, dijo Geruso.
Algunos señalan una solución diferente para revertir el descenso poblacional de Estados Unidos: aumentar la inmigración para asegurar una fuerza laboral más joven y una base impositiva más sólida. No obstante, el Gobierno de Trump está haciendo lo contrario: revoca visas y crea un ambiente en el que los inmigrantes que están legalmente en EE.UU. se sienten cada vez más incómodos debido a políticas restrictivas, dicen los analistas.
La población inmigrante del país cayó este año por primera vez desde la década de 1960, según un análisis del Centro de Investigaciones Pew.
Mientras tanto, para los críticos del Gobierno, el enfoque en fomentar la natalidad permite que el Gobierno de Trump y los republicanos parezcan apoyar a las familias.
“No se están viendo políticas que apoyen a las familias con niños”, dijo Amy Matsui, vicepresidenta de seguridad de ingresos y cuidado infantil en el Centro Nacional de Leyes para Mujeres, una organización enfocada en los derechos de género. “Se está enalteciendo el modelo de matrimonio blanco, heterosexual, cristiano fundamentalista de dos padres”.
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