“Por siempre uno de nosotros”: el equipo local italiano en el que jugó en los 90 y las raíces globales de Kobe Bryant
(CNN) — Kobe Bryant fue una de esas superestrellas que trascendió su deporte y se hizo conocido simplemente por un nombre.
En su apogeo, la grácil leyenda de la NBA con una racha competitiva parecía flotar por la cancha. Se convirtió en un ícono del baloncesto, la cultura y la moda, y fue un visitante frecuente de la Casa Blanca, celebrando otro campeonato para su dinastía de los Lakers de Los Ángeles. Los presidentes pasados y presentes se apresuraron a rendir tributos después del accidente de helicóptero que le costó la vida.
El 28 de enero de 2002, El expresidente Bush sostiene una camiseta de los Lakers que le fue entregada por Kobe Bryant en una ceremonia para los campeones mundiales de la NBA de 2001.
El aura de Bryant significaba que era parte de la vida estadounidense en los primeros años del siglo XXI. Eso, así como su comparativa juventud a la edad de 41 años y su impactante fallecimiento, explica por qué su muerte resuena más allá de las filas de los fanáticos del deporte y por qué su leyenda solo crecerá.
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“Siempre uno de nosotros”
Las noticias de la muerte de Bryant provocaron reacciones de conmoción y tristeza en todo el mundo, desde el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, hasta el cuestionado presidente de Venezuela, Nicolás Maduro.
Pero las noticias sacudieron particularmente la pequeña ciudad italiana de Reggio Emilia, que reclama entre sus exportaciones más famosas una filosofía educativa, queso parmesano y el propio Bryant.
“Siempre uno de nosotros”, tuiteó el equipo de baloncesto de la ciudad, con fotos de un joven Bryant en uniforme del equipo local. “Kobe Bryant, un campeón crecido en Reggio Emilia”, decía el titular web del periódico local Gazzetta di Reggio.
Per sempre uno di noi ❤️ 🙏 pic.twitter.com/MaPrV7Jjpf
— Pall. Reggiana (@PallacReggiana) January 26, 2020
La estrella del baloncesto estadounidense no fue solo una figura global: él mismo fue producto de la globalización, creciendo en Italia durante la época dorada del baloncesto en el país, mientras su padre Joe jugaba para una serie de equipos locales. Cuando los Bryant llegaron a Reggio Emilia en la década de 1990, todo el mundo lo supo.
“Siempre consideramos a los jugadores profesionales estadounidenses como ídolos”, dijo Davide Giudici, un ex compañero de equipo y amigo de Reggio Emilia. Además, “en Italia, en ese período no había personas de color, por lo que era muy fácil reconocer a un tipo grande como Joe”.
Bryant hablaba italiano con fluidez y jugó la mayoría de los días de la semana en el equipo juvenil de la ciudad, Cantine Riunite, llamado así por un enólogo local del lambrusco rojo brillante de la región, una experiencia que reconoció como formativa por sus habilidades en la cancha.
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“Obviamente ya era realmente bueno. Teníamos un equipo fuerte, pero él era mejor que todos nosotros. A los 11 años, ya estaba muy seguro de su poder y en lo que se convertiría”, dijo Giudici.
“Quiero decir, creo que sabíamos que se convertiría en un jugador profesional de baloncesto. No sabíamos que sería una de las estrellas más grandes del mundo”.