Brasil rechaza las presiones de EE.UU. por la condena a Bolsonaro y califica los aranceles como “medida política”
Por Fernando del Rincón y Rocío Muñoz-Ledo, CNN en Español
El canciller de Brasil, Mauro Vieira, calificó como una “interferencia en asuntos internos” las solicitudes y presiones internacionales —incluidas las del Gobierno de Estados Unidos— para liberar al expresidente Jair Bolsonaro, condenado a más de 27 años de prisión por intento de golpe de Estado, durante una entrevista con CNN.
Vieira señaló que el presidente Lula da Silva no tiene autoridad alguna para intervenir en decisiones del Poder Judicial, que, recordó, es totalmente independiente. “Hablar del juicio al expresidente y pedir su liberación por cualquier motivo es una interferencia en asuntos internos. Es imposible para el presidente Lula hacer algo al respecto, porque los tres poderes del Gobierno brasileño son independientes”, dijo.
Mientras tanto, la defensa de Bolsonaro ya adelantó que apelará la decisión del Tribunal Federal Supremo, incluso ante instancias internacionales. En un comunicado, los abogados calificaron la sentencia como “absurdamente excesiva y desproporcionada”, y aseguraron que presentarán un recurso tras revisar el fallo.
Las declaraciones de Vieira llegan en un contexto de creciente tensión diplomática, marcado por los comentarios del presidente Donald Trump, quien adoptó una postura abiertamente crítica frente al juicio de Bolsonaro, al calificarlo como una “cacería de brujas”, y llegó incluso a imponer un arancel del 50 % a Brasil como medida de presión para que se pusiera fin al proceso judicial.
Tras conocerse la sentencia del expresidente de 70 años, Trump comparó su situación con los procesos judiciales que él mismo enfrenta en Estados Unidos, al afirmar que ambos son víctimas de persecución política. Lula respondió con firmeza: “Este país es un ejemplo de cómo se practica la democracia”.
El secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, calificó en X el veredicto de “injusto” y afirmó que Estados Unidos “responderá en consecuencia a esta cacería de brujas”.
Mientras sectores de la derecha tanto en Brasil como en Estados Unidos insisten en la necesidad de una amnistía para Bolsonaro. En contraste, en varias ciudades brasileñas, las calles se han dividido entre simpatizantes que exigen su liberación y manifestantes que rechazan cualquier posibilidad de indulto.
Vieira también se refirió al reciente aumento de aranceles impuestos por Estados Unidos a productos brasileños, que calificó como una decisión “claramente política”.
Según el canciller, un alto funcionario del Departamento de Estado habría reconocido ante empresarios brasileños que las medidas no respondían a motivos comerciales, y los instó a hacer lobby dentro de Brasil.
“No hay un motivo, una base comercial para los aranceles”, dijo Vieira, señalando que Brasil tiene un déficit comercial con EE.UU. de US$ 25.000 millones anuales, y, además, aplica aranceles más bajos a productos estadounidenses que los que EE.UU. impone a las exportaciones brasileñas.
“De los diez principales productos de exportación de Estados Unidos a Brasil, ocho ingresan sin ningún arancel, y el arancel promedio que aplicamos es de solo 0,7%, frente al 3,4% que EE.UU. aplica a los productos brasileños”, explicó.
Vieira enfatizó que Brasil está abierto al diálogo y a la negociación en materia comercial, pero advirtió que, ante posibles nuevas sanciones económicas bajo el Gobierno de Trump, el país podría aplicar su nueva Ley de Reciprocidad Comercial.
Según el canciller, la normativa, aprobada recientemente, autoriza al Ejecutivo a imponer aranceles a países que utilicen medidas comerciales “como instrumento de comercio o de cualquier otra naturaleza”.
“Somos un país de diálogo y queremos mantener el dialogo con Estados Unidos y él (Bolsonaro) está condenado y va a cumplir la sentencia, sobre eso nadie puede negociar, está en manos de la justicia y no hay nada que se pueda hacer”, reiteró el canciller.
Además, dijo que una carta enviada por el presidente Trump interrumpió las negociaciones técnicas que estaban en curso entre ambos gobiernos, aunque aseguró que Brasil está dispuesto a reanudarlas.
Como reflejo de la creciente preocupación por el impacto económico de esta tensión comercial, el Gobierno de Brasil redujo su previsión de crecimiento para 2025 del 2,5 % al 2,3 %, citando como factores los altos tipos de interés y los posibles efectos negativos de los aranceles impuestos por Estados Unidos.
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