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El país que pasó de ser la “Suiza de Centroamérica” a ruta clave del narcotráfico

Por Djenane Villanueva

Reconocida por su ambiente de paz y estabilidad, Costa Rica era conocida como la “Suiza de Centroamérica”. Pero hoy lidia con otra realidad, que se refleja en el informe publicado este lunes por el Gobierno de Estados Unidos. Allí, este país de 5 millones de habitantes figura como una de las principales vías de tránsito o producción ilícita de drogas para el año fiscal 2026.

En este nuevo memorándum para el secretario de Estado, Marco Rubio, el presidente Donald Trump colocó a esta nación en una categoría que comparte con otros 22 países, entre ellos Afganistán, Pakistán, Colombia, México, Venezuela, Birmania, la República Popular China y el resto de los países centroamericanos.

La medida es parte de la lucha global de la Casa Blanca contra el narcotráfico y el crimen organizado. Plantea que “Estados Unidos trabajará con México y otros países para atacar cooperativamente estas amenazas a la seguridad nacional donde podamos, y a través de nuestras propias autoridades soberanas donde sea necesario”.

El memorándum también señala que la presencia en esta lista no es necesariamente un reflejo de la falta de esfuerzos antinarcóticos de un Gobierno. La directriz presidencial explica que la designación se basa en “una combinación de factores geográficos, comerciales y económicos que permiten el movimiento de drogas a través del país, sin importar las medidas de control que un Gobierno haya implementado”.

El ministro de Seguridad de Costa Rica, Mario Zamora, dijo a CNN que lo más importante es que el país mantiene la certificación de Estados Unidos como un colaborador confiable en la lucha antidrogas de la región.

El funcionario agregó que Costa Rica, al igual que el resto de naciones centroamericanas, comparte una realidad geográfica como “ruta de paso entre los países productores y los consumidores’”. Insistió en que no se trata de algo nuevo, porque el país tiene más de 35 años de ser parte de la ruta de paso.

“No hay novedad alguna, lo que sí es nuevo es el reconocimiento de socio confiable que nos otorgó la secretaria de Seguridad, Kristi Noem, en su visita a Costa Rica”, enfatizó el ministro. Noem visitó el país en junio pasado.

La misma directriz del presidente Trump señaló a otros países de la región, como Bolivia, Colombia y Venezuela, como lugares que han fracasado “durante los 12 meses anteriores, tanto en el cumplimiento de sus obligaciones en virtud de acuerdos internacionales de lucha contra el narcotráfico, como en la adopción de las medidas exigidas (…)”.

En el caso de Colombia, le quitó la certificación, aunque mantendrá la financiación para la lucha contra las drogas.

La imagen de Costa Rica como la “Suiza centroamericana” se forjó, sobre todo en la segunda mitad del siglo XX, a partir de la consolidación de un Estado de bienestar, la ampliación de los derechos sociales, la solidez de sus instituciones democráticas y un notable liderazgo en la conservación ambiental.

Según el politólogo Sergio Araya, este reconocimiento se selló con la decisión de abolir el ejército en 1948, tras una guerra civil que había dividido al país. El antiguo Cuartel Bellavista, hoy convertido en el Museo Nacional, es el símbolo de ese giro histórico, que se conmemora cada primero de diciembre. “Costa Rica desde ese momento, privilegia la solución de sus conflictos a partir del Estado Derecho, la justicia y el diálogo”, destacó.

Esa reputación contrastaba con la realidad de países vecinos como El Salvador y Honduras, que lidiaban con graves problemas de violencia e inestabilidad. Sin embargo, el panorama actual ha cambiado. Según Araya, Costa Rica, se enfrenta a una escalada de narcotráfico y criminalidad organizada “y países como El Salvador, con un polémico Estado de excepción, ha logrado revertir su pasado de violencia extrema, con mejoras significativas en seguridad en el corto plazo”, dijo.

A pesar de este nuevo escenario, Costa Rica aún mantiene su posición como el país más pacífico de Centroamérica, situándose en el puesto 54 a nivel mundial en el Índice de Paz Global 2025, según el Institute for Economics & Peace. El informe mostró un leve deterioro en su puntuación respecto al año pasado y destacó el avance de El Salvador, mientras que Honduras volvió a figurar como el menos pacífico de la región.

Más allá de la seguridad, otros indicadores clave han cambiado. El Informe del Estado de la Nación 2024, una radiografía del desempeño del país en diferentes áreas revela que Costa Rica a finales del siglo pasado, era una de las sociedades más equitativas de América Latina, “hoy se acerca al umbral internacional de las sociedades altamente desiguales en la distribución de ingresos”.

Según el Banco Mundial, con un coeficiente de Gini de 49,2 en 2024, Costa Rica se encuentra entre los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), con mayor desigualdad en la distribución del ingreso.

En un recorrido que realizó CNN en los alrededores de San José, la capital, varios ciudadanos expresaron que no les sorprende que Estados Unidos incluyera a Costa Rica en la lista de los principales países para el tránsito de droga.

Listo para abordar un bus que lo lleva a su casa, Juan Carlos Chavarría se tomó el tiempo para expresar su opinión. Aseguró que ahora es más notorio el narcotráfico y que algo de la droga se queda aquí. “Se ve demasiado, las autoridades no pueden estar en todos lados. Años atrás era silencioso, ahora no, los Gobiernos tienen que unirse para contrarrestar esto”, comentó.

Graciela Orocú, destacó que en estos momentos hay más gente que vive del tráfico y venta de drogas y que se observa en los enfrentamientos entre bandas, que a veces resultan en víctimas fatales. “Uno va por la calle, está en una parada de autobús y no sabe si la persona de la par anda metido en eso y por matarlo a él lo matan a uno”, dijo.

El temor de Orocú se multiplica en las calles ante informes sobre balaceras entre grupos criminales que acaban con víctimas colaterales, que según el Organismo de Investigación Judicial (OIJ), al 16 de septiembre suman 25 personas, 17 hombres y 8 mujeres.

Destaca el caso de tres mujeres que fueron alcanzadas por varios disparos en una balacera a plena luz del día el 19 de julio, en Tirrases de Curridabat, un barrio al este de la capital, dos de ellas fallecieron. Según relataron testigos a medios locales, dos motociclistas abrieron fuego indiscriminadamente. Familiares narraron que una de ellas caminaba hacia un negocio cercano, otra estaba afuera de su bazar y trató de refugiarse y la tercera, que logró sobrevivir, vendía ropa usada en la calle.

CNN consultó a la Oficina de Planes y Operaciones del OIJ si en las estadísticas de víctimas colaterales ambas están incluidas, pero no han dado respuesta. Lo que sí confirmó la oficina de prensa de la entidad es que la balacera se originó por disputas de territorios para la venta de drogas entre grupos delictivos.

Para Araya esto revela que el país dejó de ser exclusivamente una bodega temporal y una ruta de paso de la droga, “para convertirse en un actor activo dentro de la dinámica del crimen organizado y el narcotráfico, con serias secuelas para el país, lo que se evidencia en el aumento de homicidios y la existencia de grupos organizados criollos vinculados a organizaciones delictivas transnacionales”.

Según el informe del Estado de la Nación 2024, la lucha por el control de mercados se intensifica, lo que, unido a la transnacionalización de los grupos criminales, quienes adquieren conocimientos y adoptan prácticas más violentas, ha desatado un incremento tanto en la criminalidad, como en la violencia homicida en el país.

El director del OIJ, Randall Zúñiga, dijo a CNN, que la mayor cantidad de droga que ingresa al país lo hace por vía marítima. Señaló además que una pequeña parte se queda en Costa Rica como moneda de cambio y la otra se exporta hacia el norte del hemisferio. El funcionario enfatizó que lo más usual son naves en el pacífico y “allí son auxiliadas por costarricenses que les brindan gasolina para que puedan seguir su viaje hacia al norte, o aquí mismo se almacena y posteriormente se exporta”, detalló.

Zúñiga subrayó que la criminalidad viene en ascenso y que, a pesar de los esfuerzos, que se hacen, no se ha logrado reducir de manera significativa la violencia en las calles. “Para este año se prevé que los homicidios puedan terminar entre los 850 y los 900, muy similar a lo que ha sucedido por lo menos en los dos últimos años”, precisó.

Según el OIJ, de enero pasado hasta este 16 de septiembre el país contabilizó 614 homicidios, de los cuales 404 corresponden a ajustes de cuentas y amenazas. Las autoridades atribuyen los crímenes al enfrentamiento de bandas delictivas que se disputan territorios para la venta de drogas. En 2024 el país sumó 880 homicidios; fue el segundo año con más muertes violentas registradas en la historia de Costa Rica, solo detrás de 2023.

Araya destaca que este escenario aleja al país de la imagen de suiza centroamericana y obliga a las autoridades a buscar soluciones urgentes, ante una escalada de violencia que amenaza los valores del modelo de paz. “Hay que revisar el modelo de seguridad para combatir al crimen organizado y procurar una mejor articulación de las instituciones responsables de implementarlo, además de fortalecer la cooperación regional con países y organizaciones aliadas como Estados Unidos y Unión Europea”.

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