Esperanza para el jaguar en América: aumenta la población de estos imponentes felinos en México y Argentina
Por Karen Esquivel, CNN en Español
El jaguar o yaguareté, el felino más imponente de América que alguna vez habitó sin amenazas desde el suroeste de Estados Unidos hasta las orillas del Río Negro, en la Patagonia argentina, tiene una nueva esperanza para evitar su extinción gracias a las acciones de organizaciones y autoridades.
Se calcula que hasta finales del siglo XVI había más de 100.000 jaguares en todo el continente, pero su población se ha reducido un 50 %, con menos de 50.000 ejemplares actualmente debido a la caza furtiva, la fragmentación de su hábitat y otros factores, según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés).
En Argentina, un ambicioso proyecto de más de 10 años entre autoridades y la fundación Rewilding hizo regresar al yaguareté a sitios donde estaba extinto y ha logrado nuevos nacimientos en los últimos años, mientras que en México, la población de este gran felino aumentó un 10 % en los últimos seis años, según datos de la Alianza para la Conservación del Jaguar, una organización sin fines de lucro que monitorea a la población de la especie con sede en México.
El nombre “jaguar” proviene de las lenguas tupí y guaraní de Sudamérica, de la palabra yaguareté que significa “verdadera bestia veloz que mata de un salto”. Es el felino más grande de todo el continente y el tercero más grande del mundo, solo detrás del tigre de bengala y el león, según el WWF.
Los machos pueden alcanzar los 2.50 metros de longitud y un peso de casi 140 kilos. Son capaces de cazar casi cualquier animal gracias a su poderosa mandíbula —la más fuerte de todos los felinos— y sus dientes que pueden atravesar la piel de un cocodrilo o el caparazón de una tortuga.
Es el depredador que se encuentra en la cima de la cadena alimenticia, sus presas son los venados, pecaríes, iguanas, capibaras, armadillos y monos que, como él, suelen encontrarse en hábitats como bosques húmedos y secos, sabanas y matorrales, y dependen de sistemas de agua dulce para sobrevivir.
Es nocturno, solitario y territorial. Sus manchas son como las huellas dactilares de los humanos, únicas en cada ejemplar.
Actualmente, el jaguar está prácticamente extinto en Estados Unidos y totalmente extinto en El Salvador y Uruguay, según la Alianza de Conservación del Jaguar y WWF.
La población del jaguar en el país aumentó un 10 % en los últimos seis años, al pasar de 4.100 en 2018 a 5.300 en 2024, informó recientemente la Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar.
Aunque se trata de una noticia esperanzadora, las autoridades advierten que el yaguareté sigue siendo una especie en peligro de extinción en México debido a la actividad humana.
Según WWF, su hábitat se ha fragmentado cada vez más y las tierras en las que alguna vez andaban libremente han sido destruidas debido a la tala, la agricultura a gran escala, las actividades ganaderas y la expansión urbana. Esta disminución de territorio también ha derivado en un menor acceso a sus presas.
Como resultado, el jaguar se vio obligado a buscar comida en otros lugares, alimentándose de ganado que vive en las tierras en las que solía habitar. Esto ha llevado a agricultores a matarlos en un intento de preservar a sus animales. A esto se suma el comercio ilegal de pieles y partes del jaguar.
Una reciente investigación de la asociación Wildlife Conservation Society Mesoamérica señala que México es el país en el que más se venden partes del jaguar (pieles, cráneos, garras y colmillos) en plataformas digitales, por lo que ha hecho un llamado a reforzar la vigilancia y endurecer las sanciones contra el tráfico de vida silvestre.
Parar lograr un aumento en la población del jaguar en México, la alianza, en coordinación con las comunidades, autoridades mexicanas, académicos y la iniciativa privada, crearon 14 áreas naturales protegidas en 15 estados del país, destinadas a salvaguardar la diversidad de las especies y asegurar su preservación, así como corredores biológicos —franjas de territorio que actúan como puente para la conectividad de especies— y pasos de fauna en carreteras para evitar que los felinos sean atropellados.
La Alianza señala que para lograr que la especie salga del estatus de peligro en México se necesitarían más de 30 años, hasta lograr aumentar la población a 8.000 individuos.
Autoridades del país en coordinación con la Fundación Rewilding Argentina dieron vida al proyecto Iberá en 2007, un ambicioso plan y el primer intento en el mundo para devolver al yaguareté a la provincia de Corrientes, al noreste del país, donde estuvo extinto durante 70 años.
El objetivo era restaurar el paisaje y la fauna originales para reintroducir al jaguar ya que, según la fundación, el Iberá cuenta con numerosas presas en un hábitat apto. En Argentina, la población se redujo un 95 % y actualmente no supera los 300 ejemplares.
Según Rewilding Argentina, el plan era reintroducir al yaguareté en la Reserva Natural Iberá después de décadas de extinción. Para lograrlo buscaron jaguares que estuvieran en zoológicos, los llevaron a la reserva y comenzaron a criarlos en corrales muy grandes.
En 2012 comenzó a funcionar el Centro de Reintroducción del Yaguareté en los Esteros del Iberá. La misión era darles las aptitudes necesarias de caza para ser liberados y formar una población saludable a fin de recuperar su rol como depredador.
“Fue algo que fueron aprendiendo y descubrimos que, a sus hijos, a los cachorros, les resultó más fácil que a los padres”, explicó Sofía Heinonen, directora de Rewilding Argentina.
La fundación instaló cámaras de vigilancia y una estación donde el personal introducía las presas vivas a los corrales para que comieran los yaguaretés. En 2021, la primera familia de yaguaretés —–una madre y dos cachorros— fueron liberados en Corrientes.
La fundación también echó a andar otro proyecto en el Parque Nacional El Impenetrable en 2019 para preservar los últimos jaguares en la provincia del Chaco y ampliar su población existente.
Producto del trabajo de reintroducción de ejemplares reproductores que fueron llevados al Parque Nacional Iberá y El Impenetrable y liberados posteriormente se ha registrado el nacimiento de más de 10 yaguaretés.
En el año 2022, los esfuerzos comenzaron a dar resultados. A principios de mayo se registró el nacimiento de los primeros dos cachorros concebidos y nacidos en libertad en el Parque Nacional El Impenetrable, en el norte de Argentina, según la fundación.
A finales de ese mismo mes nació una segunda camada de dos cachorros en el norte de la Isla San Alonso, en los Esteros del Iberá. Y en noviembre de 2022, la fundación informó el nacimiento de tres nuevos cachorros.
A principios de 2023, se sumaron a la población dos nuevos cachorros en El Impenetrable.
Al año siguiente, tres cachorros nacieron en Iberá y uno más en El Impenetrable, lo que sumaba 33 yaguaretés silvestres libres en el Iberá captados en imágenes gracias a cámaras trampa en diversos puntos del parque nacional. En agosto pasado se registró un nuevo nacimiento en El Impenetrable.
El jaguar tiene un importante papel en el mantenimiento de la estructura y función de los ecosistemas que habita. Al ser el mayor depredador de la cadena alimenticia, ayuda a mantener su equilibrio mediante el control de las poblaciones de otras especies.
“Al alimentarse de animales como carpinchos, ciervos o yacarés, y al eliminar habitualmente a los animales más débiles y enfermos, evita que sus poblaciones crezcan en exceso y sucumban a hambrunas o enfermedades catastróficas”, según Rewalding Argentina.
También tienen un profundo significado cultural en muchas culturas de América Latina: el jaguar es venerado como símbolo sagrado y protector de la selva por las comunidades indígenas.
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