¿Quién es Vladimir Padrino López, el jefe de la Fuerza Armada de Venezuela, clave en plena tensión con EE.UU.?
Por Stefano Pozzebon y German Padinger
“Maldito el soldado que apunte su arma contra su pueblo” es una frase a menudo atribuida al Libertador Simón Bolívar y un estribillo constante en las sucesivas olas de protestas opositoras en contra del Gobierno chavista en Venezuela.
Desde al menos octubre de 2014, después del primer movimiento masivo que desafió al presidente Nicolás Maduro, en muchos hogares opositores ese soldado ha tenido una cara y un cargo definidos: el general en jefe de la Fuerza Armada, Vladimir Padrino López.
Se trata de uno de los hombres de más confianza del presidente de Venezuela y, como ministro de Defensa desde hace más de una década, es la representación física de la “unión cívico militar” tan alabada por la retórica gubernamental.
Ese papel le ha costado amistades y el cariño de hasta parte de su familia, pero también le ha garantizado a Padrino López ingresos mucho más altos que el sueldo promedio de un uniformado (el salario mínimo es de US$3 al mes), según denuncian agentes federales estadounidenses ,que lo acusan de aceptar sobornos de organizaciones narcotraficantes a cambio de permitirles pasar libremente por el espacio aéreo venezolano. Padrino ha negado esas acusaciones, que considera “infundadas” e “impúdicas”.
En su rol de líder de los cuatro componentes de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana – Ejército, Armada, Aviación y, crucialmente, la Guardia Nacional Bolivariana, que es la que pone el freno en la mayoría de las protestas – Padrino ha garantizado la estabilidad y el apoyo incondicional de las tropas al Gobierno del Partido Socialista Unido de Venezuela, además de jugar un rol clave en apaciguar las decenas de supuestas conspiraciones de las que Maduro ha denunciado ser víctima en reiteradas ocasiones.
Caraqueño de toda la vida, Padrino nació el 30 de mayo de 1963 en la Parroquia de Santa Rosalía, según contó él una rara entrevista concedida al periodista y exministro de Cultura de Venezuela, Ernesto Villegas, en 2021, durante el nivel más alto de la pandemia de covid-193.
Desde siempre esquivó a los medios, sus interacciones con la prensa son infrecuentes, mientras que en distintas ocasiones se ha dirigido a la nación para reafirmar su lealtad al proyecto de Gobierno del entonces presidente Hugo Chávez y, sucesivamente, Nicolás Maduro.
Eso, a pesar de que, según cuenta el propio ministro, desde joven no tenía vocación de militar y solo aceptó presentarse a la Academia Militar para acompañar un amigo de la secundaria.
“Mi compañero no quedó y yo sí quedé. Así pues, que son las cosas”, contó Padrino en ocasión de dicha entrevista.
En la Academia Militar fue alumno del propio Chávez, quien revivió en el estudiante el pensamiento político socialista después de que su propio padre, comunista, le pusiera el nombre de uno de los revolucionarios más exitosos del siglo XX: Vladimir, por Vladimir Ilyich Ulianov, mejor conocido como Lenin, el padre de la Unión Soviética.
A pesar de ese vínculo directo, el teniente coronel Chávez no involucró a Padrino en su intento de golpe el 4 de febrero de 1992, pero sí le escribió desde la cárcel de San Carlos en las semanas siguientes.
Padrino cuenta que, desde ese momento, se consideró chavista y se propuso difundir esa doctrina en los cuarteles.
Ni un curso de infantería avanzada en la Escuela de las Américas en Fort Benning, Georgia – donde vivió durante varios meses en 1995 – logró alejarlo de su propósito revolucionario. “Eso me permitió conocer el monstruo en sus entrañas”, cuenta Padrino. “Aprendí la cultura de vocación, de poder expansionista, colonialista de los Estados Unidos”.
Parte de esa cultura se coló en más de una conversación con “el enemigo”, según cuenta James Story, embajador de EE.UU. en Venezuela entre 2018 y 2023.
“A pesar de profundos desacuerdos y considerando sus crímenes, puedes tener una buena conversación con él. En mi caso, recuerdo que discutimos de una serie, Jack Ryan, donde hay una invasión en Venezuela”, le dijo Story a CNN, refiriéndose a sus charlas durante distintas instancias de negociaciones entre Washington y Caracas que resultaron en fracaso.
Uno de los momentos más importantes en la carrera de Padrino, cuando demostró su lealtad al chavismo y cimentó su posición en el poder en Venezuela, llegó durante el intento de golpe de Estado de 2002 que derrocó a Chávez por 48 horas. En ese momento, Padrino, comandante del batallón de Infantería “Libertador Simón Bolívar”, se rehusó a levantarse contra el presidente, como habían hecho otros militares, y fue clave en la supervivencia política de Chávez.
Pero aun así muchos venezolanos solo conocieron a Padrino por primera vez en la pantalla televisiva el 5 de Julio 2012, cuando le tocó dirigir un desfile militar en presencia de Chávez, quien moriría pocos meses después.
En ese momento y ya en el cargo de general, Padrino declaró que él y sus hombres eran “bolivarianos, socialistas, anti-imperialistas y revolucionarios”, una frase que parecía quebrar el rol apolítico de las fuerzas armadas.
Dos años después, el 24 de octubre 2014, Padrino fue nombrado ministro de Defensa, y en 2016 jefe de la Gran Misión Abastecimiento Soberano, una oficina clave en medio de la crisis económica y alimentarias sufrida por el país.
Hasta el día de hoy, Padrino se ha quedado del lado de la revolución y ha mantenido estos cargos. La lealtad exclusiva al proyecto del fallecido Chávez y a su sucesor, Maduro, no parece haber menguado en él, especialmente considerando sus acciones en rechazo de Juan Guaidó, proclamado presidente por la Asamblea Nacional —controlada por en ese entonces por la oposición— en 2019.
Human Rights Watch lo señaló en 2017 como uno de los altos mandos implicados en abusos generalizados en la represión violenta de las protestas de ese año, que dejaron un saldo de más de 160 muertos según el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social.
El año siguiente, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos lo agregó a la lista de los sancionados , mientras que en 2019 fue acusado de tráfico de cocaína en una corte federal.
Padrino ha desestimado la veracidad de las acusaciones en su contra. En marzo de 2020, cuando Estados Unidos, durante el primer gobierno de Donald Trump, acusó de narcoterrorismo a Maduro y a otros funcionarios venezolanos, entre ellos Padrino, y ofreció US$ 15 millones por información que condujera a sus capturas, Padrino hizo su descarga en su cuenta de X.
“Burda patraña cocinada en el rincón más oscuro de sus miserias, que delatan a gritos que algo no anda bien en su carrera electoral por la reelección. Mientras ellos piensan en sus próximas elecciones nosotros pensaremos en salvar nuestras próximas generaciones”, publicó.
A pesar de estas denuncias, Padrino sigue al mando y en las últimas semanas ha sido encargado del plan de defensa de Venezuela ante una posible intervención de Estados Unidos.
Una tarea compleja, según asegura Story.“Él sabe que las fuerzas militares venezolanas son un tigre de papel. Los soldados no están muy entrenados, difícilmente pueden vivir de su sueldo y tienen un número muy alto de deserciones”.
Una de las deserciones más llamativas ocurrió el 30 de abril de 2019, cuando el general Manuel Cristopher Figuera, entonces jefe del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN), se levantó contra Maduro y declaró su lealtad por el líder opositor Juan Guaidó.
Otro intento de levantamiento que fracasó. Figuera vive desde entonces en Florida del Sur y, hace cuatro años, acusó directamente a Padrino, su compañero de armas por 20 años, de traicionar a la patria y ser una marioneta, en una carta a la que tuvo acceso CNN.
No se sabe si el ministro de Defensa recibió la misiva, pero Figuera considera que nada ha cambiado. “A pesar de la fecha, él sigue siendo el mismo”, le dijo a CNN.
En el medio del despliegue por parte de la Armada de Estados Unidos, el nombre de Padrino fue objeto de otra crisis en las redes sociales cuando a comienzos de septiembre se filtraron las invitaciones para la boda de su hija, Yarazetd, que iba a tener lugar en el Parque Nacional Canaima, a pocos kilómetros del icónico Salto Ángel, la cascada más alta del mundo.
El periódico ABC de España reportó que finalmente el casamiento tuvo lugar en una instalación militar en la capital12.
Entre los invitados no estuvo Ernesto Padrino, un primo del ministro y disidente desde hace años que se mudó a Estados Unidos en 2014.
En 2017 Ernesto, según le cuenta a CNN, hizo un llamado público para que su primo “dejara las armas” y se pusiera “del lado de la democracia”, pero eso no tuvo éxito.
Ahora las familias ya no se hablan, le aseguró Ernesto a CNN. “Visto que en diferentes oportunidades este personaje demostró ser parte del régimen y de sus pensamientos, decidí romper los lazos de familia que nos unían, ya que soy una persona de principios”.
La postura de Padrino sigue anclada en la frase atribuida a Bolívar: “Maldito el soldado que apunte su arma contra su pueblo”.
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