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La disputa entre EE.UU. y China por un fabricante de chips podría detener la producción de automóviles en todo el mundo

Por Chris Isidore, CNN

Pocos compradores de autos han oído hablar de Nexperia. Pero esta empresa neerlandesa fabrica chips esenciales para la producción de automóviles y ahora está en el centro de una disputa comercial que podría cerrar plantas automotrices en todo el mundo y hacer que los precios, ya en niveles récord, suban aún más.

La disputa es solo una parte de las crecientes tensiones comerciales entre Estados Unidos y China. La saga de Nexperia comenzó en diciembre pasado, cuando el Departamento de Comercio de EE.UU. incluyó a la empresa matriz de Nexperia, la china Wingtech Technologies, en una lista de compañías sujetas a restricciones comerciales.

Luego, en octubre, el Ministerio de Comercio de China prohibió a Nexperia China y a sus subcontratistas exportar ciertos componentes terminados y subconjuntos fabricados en China. Tras esta medida, el Gobierno neerlandés tomó el control de Nexperia.

Estas tensiones han generado preocupación por posibles cierres de plantas automotrices, ya que los chips que fabrica Nexperia son fundamentales para el ensamblaje de los autos y camiones en los que se instalan. Se teme que la disputa comercial pueda detener la producción de estos chips por parte de Nexperia, y sería difícil reemplazarlos.

No está claro cuándo ni si las plantas automotrices podrían verse obligadas a detener operaciones. Pero una escasez similar de chips tras la pandemia provocó cierres temporales de plantas y una caída significativa en la oferta de autos nuevos durante más de un año.

Esa escasez, a su vez, contribuyó a aumentar el precio tanto de automóviles nuevos como usados.

Los vehículos dependen cada vez más de chips, transistores y diodos para todo, desde ajustar los asientos del conductor hasta suministrar la cantidad adecuada de combustible al motor y proporcionar potencia de frenado. Los vehículos no pueden completarse si faltan estos componentes críticos.

Aunque Nexperia es poco conocida fuera de la industria, su sitio web indica que la empresa tiene más de 6.000 productos calificados para uso automotriz y envía 110.000 millones de productos al año. Cuenta con 12.500 empleados en Europa, Asia y Estados Unidos. La compañía dijo que está trabajando en planes de continuidad de negocio y que “confía en que se encontrará una solución”.

Pero las asociaciones comerciales de fabricantes de automóviles son menos optimistas y han alertado sobre posibles cierres de plantas automotrices.

“Si el envío de chips automotrices no se reanuda —rápidamente—, se interrumpirá la producción de autos en EE.UU. y muchos otros países, y tendrá un efecto dominó en otras industrias”, dijo John Bozzella, CEO de la Alliance for Automotive Innovation, un grupo de presión que representa a la mayoría de los principales fabricantes de automóviles, en un comunicado. “Es así de importante. Pedimos una resolución rápida para que la fabricación de autos en EE.UU. y a nivel global siga en marcha”.

La Asociación de Fabricantes de Automóviles de Europa dijo que tomaría meses conseguir nuevos suministros de los componentes que sus miembros han estado recibiendo de Nexperia, mientras que el suministro actual de sus chips solo durará unas semanas.

“Los fabricantes de automóviles han tomado medidas en los últimos años para diversificar las cadenas de suministro, pero el riesgo no puede reducirse a cero. Este es un problema que afecta a toda la industria, a un gran número de proveedores y prácticamente a todos nuestros miembros”, dijo Sigrid de Vries, directora general de la asociación europea, en un comunicado.

“De repente nos encontramos en esta situación alarmante”, añadió. “Realmente necesitamos soluciones rápidas y pragmáticas de todos los países involucrados”.

Nexperia fabrica alrededor del 40 % de los chips automotrices en el segmento del mercado que incluye transistores y diodos, según Ian Riches, vicepresidente de la práctica automotriz global de la firma de investigación TechInsights.

Los fabricantes de automóviles ya se ven obligados a lidiar con el aumento de costos debido a los aranceles impuestos por la administración Trump. Aunque muchos han absorbido los costos hasta ahora, Kelley Blue Book publicó la semana pasada una estimación de que el precio promedio de un auto nuevo en EE.UU. superó los US$ 50.000 por primera vez.

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