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Gran Bretaña anuncia el cambio más radical en las normas de asilo en años, alargando la ruta para la residencia permanente

Por Laura Sharman y Christian Edwards, CNN

Gran Bretaña planea llevar a cabo la reforma más significativa de su política de asilo en la era moderna, convirtiendo el estatus de refugiado en temporal y cuadruplicando a 20 años el tiempo de espera para la residencia permanente. El Gobierno laborista se enfrenta a un sistema de asilo deficiente que ha impulsado el apoyo a los partidos de derecha.

Tras un verano de protestas frente a hoteles que albergan solicitantes de asilo, una manifestación masiva contra la inmigración en Londres y las constantes críticas del creciente partido de ultraderecha Reform UK, la ministra del Interior, Shabana Mahmood, anunció planes para frenar las travesías ilegales en pequeñas embarcaciones desde Francia y devolver a los refugiados a sus países de origen cuando sea seguro hacerlo.

“Tenemos un sistema fuera de control”, declaró Mahmood a la BBC el domingo.

“Es injusto y ejerce una enorme presión sobre las comunidades. Es fundamental que restablezcamos el orden y el control en este sistema para poder mantener el apoyo y la confianza de la ciudadanía en la existencia de un sistema de asilo”.

El plan del Gobierno, que se presenta íntegramente este lunes, tiene dos pilares fundamentales. En primer lugar, eliminar la vía automática a la residencia permanente tras cinco años de residencia de un refugiado en Gran Bretaña. Con los cambios, la situación de un refugiado se revisará cada dos años y medio durante un período de espera de 20 años antes de que pueda solicitar la residencia permanente.

Mahmood afirmó que esta medida acabará con la arraigada creencia de que el asilo ofrecido a los refugiados conduce rápidamente a la residencia permanente y a todos los derechos que conlleva.

“Si su país se vuelve seguro durante este periodo, regresarán a él”, recalcó Mahmood. Quienes lleguen legalmente deberán esperar diez años para obtener la residencia permanente, el doble del tiempo actual.

En segundo lugar, se retirarán las ayudas para vivienda y las prestaciones semanales a quienes tienen derecho a trabajar y pueden mantenerse económicamente, pero optan por no hacerlo. A quienes infrinjan la ley también se les retirará la ayuda. Mahmood declaró: “No es justo que los ciudadanos británicos y los residentes de larga duración en este país tengan que seguir unas normas y cumplirlas, mientras que otro grupo de personas, que también tiene derecho a trabajar, se libra de cumplirlas”.

La nueva política se inspira en el enfoque de Dinamarca, uno de los más estrictos de Europa. Sin embargo, Gran Bretaña está dispuesta a ir más allá: la nueva vía de 20 años convertiría el proceso de regularización británico en el más largo de Europa, seguido por el proceso danés de ocho años.

Desde su aplastante victoria electoral en 2024, el Partido Laborista ha intentado mantener un equilibrio entre demostrar competencia en la lucha contra la inmigración ilegal y no alienar a su base electoral más progresista, que favorece un enfoque más compasivo.

Ambas partes se han distanciado: los votantes de derecha apoyan las medidas más drásticas propuestas por Nigel Farage, el líder carismático de Reform UK, mientras que muchos en la izquierda se han alarmado por el discurso duro del Partido Laborista.

Pero Mahmood, hija de inmigrantes de la parte pakistaní de Cachemira, afirmó que rechazaba “la idea de que abordar este problema implique, de alguna manera, adoptar posturas de ultraderecha”.

“Para mí, esta es una misión moral, porque veo que la inmigración ilegal está destrozando nuestro país. Está dividiendo a las comunidades. La gente percibe una enorme presión en sus comunidades y también ve un sistema quebrado, donde hay quienes infringen las normas, abusan del sistema y salen impunes”, declaró.

La ministra del Interior también criticó al anterior Gobierno conservador por malgastar tiempo y fondos públicos en sus infructuosos esfuerzos por combatir la inmigración ilegal. Los conservadores aprobaron un polémico proyecto de ley que permite la deportación de solicitantes de asilo a Rwanda para que sus solicitudes sean procesadas por ese país de África Oriental, pero Mahmood afirmó que esto costó 700 millones de libras (unos US$ 920 millones) y que solo se deportaron cuatro personas, todas ellas voluntarias.

Como muestra del endurecimiento del debate británico sobre la inmigración, otros partidos tradicionales no criticaron con contundencia los planes del Partido Laborista. Chris Philp, exministro del Interior conservador, declaró a la BBC que su partido apoyaría las nuevas medidas si son “sensatas”, aunque afirmó que no son lo suficientemente “radicales”.

Ed Davey, líder de los Liberal Demócratas, de tendencia más progresista, también afirmó que el Partido Laborista tiene razón al anunciar medidas de asilo para “combatir el caos”.

La nueva política del Reino Unido se inspira en Dinamarca y otros países europeos donde el estatus de refugiado es temporal, la ayuda está condicionada y se espera la integración.

En un video publicado en X, Mahmood explicó que estaba tomando medidas porque las solicitudes de asilo están aumentando en Gran Bretaña a pesar de estar disminuyendo en otras partes de Europa. “En los últimos cuatro años, 400.000 personas solicitaron asilo aquí”, declaró. “Más de 100.000 reciben alojamiento y apoyo a costa de los contribuyentes, lo que supone una enorme presión para las comunidades locales”.

El Ministerio del Interior británico afirma que las políticas de Dinamarca han reducido las solicitudes de asilo a su nivel más bajo en 40 años y han resultado en la expulsión del 95 % de los solicitantes. A principios de este año, una delegación británica de altos funcionarios del Ministerio del Interior visitó Copenhague, la capital del país, para estudiar el enfoque danés en materia de asilo, según informó Reuters.

Sin embargo, sus reformas han suscitado importantes críticas. Organizaciones de derechos humanos afirman que las medidas fomentan un clima hostil para los inmigrantes, socavan su protección y dejan a los solicitantes de asilo en una prolongada incertidumbre.

El Consejo Británico para los Refugiados criticó el anuncio de la nueva política del Gobierno.

“Las personas que han sido perseguidas, torturadas o que han visto morir a familiares en guerras brutales no están buscando ‘asilo a la carta’… los refugiados no comparan sistemas de asilo antes de huir para salvar sus vidas”, escribió el grupo en X.

Sabemos por qué la gente viene al Reino Unido: porque ya tienen familia aquí, hablan algo de inglés o tienen lazos de larga data que les ayudan a reconstruir sus vidas en un entorno seguro”, añadió el grupo.

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