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Mapaches urbanos se están domesticando: la inesperada evolución que asombra EE.UU.

Amanda Schupak, CNN

Es una de las sorpresas más fascinantes que se ha encontrado en el reino animal; el astuto mapache urbano podría estar desarrollando un hocico más corto, un rasgo físico clave de las mascotas y otros animales domesticados. El nuevo hallazgo describe lo que, de acuerdo con una bióloga, podría tratarse del primer caso de domesticación en sus etapas más tempranas.

Para Raffaela Lesch, profesora adjunta de la Universidad de Arkansas en Little Rock, la inspiración le llegó mientras paseaba por el campus. Había tirado una lata a un contenedor de basura y esta había caído con un golpe sordo en lugar de con un ruido metálico. Pronto, Lesch se dio cuenta de que la lata había caído sobre un animal, un mapache —también conocido como “panda de la basura”— cuando asomó la cabeza por el contenedor.

La experiencia de Lesch la hizo reflexionar sobre lo comunes que pueden ser la presencia de los mapaches en los entornos urbanos, incluso a plena luz del día, y eso despertó su curiosidad: ¿podría estar presenciando las primeras etapas del mismo proceso que condujo a la domesticación de los perros hace miles de años?

“Ese fue el primer momento en el que empecé a preguntarme si podría haber una diferencia entre las poblaciones rurales y urbanas de mapaches, en el sentido de que las poblaciones urbanas se han encaminado hacia la domesticación”, dijo Lesch.

Es lógico que la basura estuviera presente en su revelación. Los registros fósiles sugieren que los lobos comenzaron a rondar a los humanos hace unos 30.000 años, buscando desechos y restos de comida. A lo largo de miles de años, en todo el mundo, las adaptaciones en el comportamiento y las características físicas de los lobos los hicieron aptos para convivir con las personas. En pocas palabras, se domesticaron.

“La basura es realmente el motor. Dondequiera que vayan los humanos, hay basura. A los animales les encanta nuestra basura”, afirmó Lesch en una declaración. “Todo lo que tienen que hacer es soportar nuestra presencia, no ser agresivos, y entonces pueden darse un festín con todo lo que tiramos. Sería apropiado y divertido que nuestra próxima especie domesticada fueran los mapaches”.

Para comprobar esta hipótesis, Lesch y un equipo de estudiantes investigaron si los mapaches que vivían en la ciudad estaban desarrollando hocicos más cortos, un indicador conocido de domesticación.

Charles Darwin observó en el siglo XIX que los animales domésticos comparten una serie de rasgos físicos aparentemente independientes que no se observan en sus homólogos salvajes. Los animales domésticos suelen tener narices más cortas, dientes más pequeños, orejas caídas, colas rizadas y manchas de pelo blanco. Un artículo publicado en 2014 en la revista Genetics propuso una explicación para el desarrollo de este conjunto específico de atributos, conocido como “síndrome de domesticación”.

Los autores del estudio de 2014 plantearon que los individuos menos agresivos y más dóciles se desenvuelven mejor entre las personas, lo que conduce a una selección natural hacia la docilidad. Parece afectar al desarrollo embrionario temprano a que las células de la cresta neural que migran por el cuerpo y pasan a formar rasgos de la cabeza y la cara, y las células pigmentarias que dan color al pelaje.

“La selección por docilidad parece haber creado una especie de déficit en estas células que nos ayuda a explicar todos estos rasgos diferentes que observamos”, afirmó Lesch.

Lesch decidió centrarse en uno de estos rasgos, la longitud del hocico, para determinar si los mapaches que viven en entornos urbanos y comparten espacio con los seres humanos podrían estar apartándose de sus parientes del campo.

Ella y 11 estudiantes universitarios y cinco estudiantes de posgrado de su clase de biometría del otoño de 2024 revisaron más de 19.000 fotos de mapaches en iNaturalist, una base de datos en línea de observaciones de vida silvestre enviadas por aficionados y científicos ciudadanos de todo el país. Encontraron 249 imágenes que mostraban a los animales de perfil perfecto.

Los investigadores utilizaron un programa informático de imágenes para medir la longitud del hocico de los especímenes, desde la punta de la nariz hasta el conducto lagrimal, y la longitud total de la cabeza, desde la punta de la nariz hasta el punto donde la oreja se une a la cabeza. Cuando Lesch y sus alumnos mostraron los condados donde se tomó cada fotografía, surgió un patrón claro: los hocicos de los mapaches urbanos eran un 3,6 % más cortos que los de los mapaches de las zonas rurales.

“No parece mucho, y en cierto sentido no lo es, pero si pensamos que estos animales podrían estar en las primeras etapas de domesticación, sigue siendo una señal bastante clara”, dijo Lesch. Ella fue la autora principal de un estudio publicado el 2 de octubre en la revista Frontiers in Zoology.

Este fenotipo o rasgo concreto de hocico más corto podría ser una señal de algo completamente distinto, según Kathryn Grossman, zooarqueóloga y profesora adjunta de antropología en la Universidad Estatal de Carolina del Norte, que no participó en la investigación. “No sé si se trata de domesticación o si es un fenotipo similar a la domesticación”, afirmó.

Los mapaches tienen una presencia habitual en los alrededores de las viviendas, pero Grossman, que estudia los restos pertenecientes a civilizaciones antiguas, señaló que difieren en algunos aspectos de otras especies que han sido domesticadas. “Los animales que han sido domesticados tienen una estructura social muy específica”, dijo, “y los mapaches no son uno de esos animales”.

Los lobos salvajes, las ovejas y el ganado, por ejemplo, viven en manadas o rebaños con jerarquías sociales claras y no son territoriales.

“Aunque estas características son sin duda importantes a la hora de determinar la probabilidad de que una especie sea domesticada, también vemos flexibilidad en lo que eso puede significar”, dijo Lesch.

Según Lesch, los gatos salvajes y los lobos tienen estructuras sociales y jerárquicas muy diferentes. “Sin embargo, ambos acabaron siendo domesticados”, señaló. Añadió que los mapaches pueden no ser animales de manada, pero sin duda son sociales.

A continuación, Lesch espera validar los hallazgos mediante el análisis de una colección de cráneos de mapaches que abarca varias décadas y que se encuentra en la universidad. También quiere comparar los comportamientos entre las poblaciones de mapaches rurales y urbanos.

Sin embargo, sin el poder de viajar en el tiempo, Lesch nunca sabrá si esto es, de hecho, el comienzo de un proceso de domesticación de estas ingeniosas criaturas.

Si los mapaches realmente están en camino hacia la domesticación, en miles de años también podrían empezar a desarrollar orejas caídas, manchas blancas y colas rizadas, afirmó. “Pero lo que más me emociona de todo esto es que podemos explorar esta historia mientras se encuentra en sus primeras etapas”, dijo. “Y aunque quizá no lleguemos a ver en qué se convertirá, podemos crear un registro de cómo empezó todo”.

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Nota del editor: Llamado a la Tierra es una serie editorial de CNN comprometida con reportar los desafíos ambientales que enfrenta nuestro planeta, además de mostrar las soluciones a esos retos. La Iniciativa Perpetual Planet, de Rolex, se ha asociado con CNN para crear conciencia y educación sobre los asuntos de sostenibilidad claves y para inspirar acciones positivas.

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