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OPINIÓN | Cómo sería Estados Unidos con cero inmigración

Nota del editor: Justin Gest (@_JustinGest) es profesor asociado en la Escuela de Política y Gobierno de la Universidad George Mason. Es autor de «The New Minority: White Working Class Politics in an Age of Immigration and Inequality» y, con Anna Boucher, «Crossroads: Comparative Immigration Regimes in a World of Demographic Change«. Las opiniones expresadas en este comentario le pertenecen exclusivamente a él. Ver más opiniones.

(CNN) — Durante cuatro años en el cargo, el presidente Donald Trump redujo las entradas de inmigrantes de todas las maneras que la ley de Estados Unidos lo permite sin la aprobación del Congreso: recortando el número de refugiados, deportando a los miembros de las familias de los ciudadanos estadounidenses que cumplían con la ley y, finalmente, deteniendo toda entrada a Estados Unidos en medio de la pandemia durante un período antes de bloquear la emisión de nuevas «green cards» o residencias permanentes. En 2020, la migración prácticamente nula ya no era sólo un experimento mental; era, al menos durante un tiempo, una política.
Ahora que el gobierno de EE.UU. se enfrenta a una acumulación de solicitantes de asilo e inmigrantes en la frontera sur, un equipo de economistas, demógrafos y yo modelamos cómo sería Estados Unidos si esas políticas anteriores continuaran de ahora en adelante. Por encargo del grupo bipartidista de defensa de la inmigración FWD.us, nuestra investigación independiente utilizó los datos económicos y del censo más recientes de Estados Unidos para proyectar los resultados de una serie de escenarios políticos diferentes: uno que reduzca la inmigración a cero, como hizo efectivamente Trump en 2020; otro que reduzca las admisiones de inmigrantes a la mitad; otro que amplíe los niveles recientes; otro que aumente los niveles recientes en un 50%; y otro que duplique los niveles recientes.

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La tendencia general de nuestro modelo es clara: cuantos más inmigrantes, mejor.

En resumen, si la inmigración se mantuviera en niveles cercanos a cero, en décadas el país podría ser más viejo, más pequeño y más pobre.

Pero si el gobierno de EE.UU. acogiera a más recién llegados, en décadas el país podría ser más joven, más productivo y más rico.

Los inmigrantes son tanto una fuente primaria de trabajadores en Estados Unidos como de crecimiento de la población. Según las cifras de 2019 de la Oficina de Estadísticas Laborales, aunque casi el 14% de la población estadounidense ha nacido en el extranjero, el 17,4% de la mano de obra de Estados Unidos es de origen extranjero. Y, según datos de 2017 del Pew Research Center, mientras que las tasas de fertilidad de los nacidos en el país son de unos 56 nacimientos por cada 1000 mujeres, las tasas de fertilidad de los inmigrantes en Estados Unidos son de unos 77 nacimientos por cada 1000 mujeres.

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Así que cuando las admisiones de inmigración se reducen a cero, nuestra población envejece más rápido y se reduce. Y como Estados Unidos depende en gran medida de la mano de obra y la innovación de los inmigrantes, cuando las admisiones se reducen a cero, la Seguridad Social se vuelve rápidamente insolvente y nuestra productividad se estanca.

Sin embargo, lo más importante es que incluso los niveles recientes de inmigración legal, es decir, el millón de personas al año a las que Estados Unidos ha concedido tradicionalmente la residencia permanente en las últimas décadas, no son suficientes para que el país mantenga sus tasas históricas de productividad. Sólo mediante el aumento de la inmigración podrá Estados Unidos lograr una población en edad de trabajar y un crecimiento económico sostenibles y un sistema de Seguridad Social solvente.

Por supuesto, la sociedad de Estados Unidos no es una fábrica. Los inmigrantes traen consigo culturas, actitudes y preferencias diferentes. Y algunas de esas diferencias no sientan bien a parte de la población. Algunos estadounidenses ya están respondiendo a los niveles actuales de diversidad demográfica con el nativismo y el nacionalismo «Estados Unidos primero».

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Sin embargo, esta investigación demuestra que una mayor inmigración beneficia a la supervivencia nacional. Debemos pensar en la política de inmigración no sólo como una obligación humanitaria o un legado de nuestro pasado, sino como una forma de asegurar el futuro del país.

Acoger a los recién llegados no puede ser más estadounidense.

Según nuestros estudios, en 2060, la proporción de la población de entre 18 y 65 años, en edad de trabajar, se prevé que sea de casi el 62% en el escenario que duplica el actual número anual de admisiones de inmigrantes. Si la inmigración se reduce a cero, sería inferior al 56%.

Aunque esta diferencia puede parecer pequeña, afecta significativamente al equilibrio entre los trabajadores y los ancianos, que son menos propensos a trabajar o a contribuir a la base fiscal, y más propensos a recurrir a las prestaciones y servicios del gobierno. Mientras que en 2018 sólo había 25 personas mayores por cada 100 personas en edad de trabajar, en 2060 podemos esperar casi 50 personas mayores por cada 100 personas en edad de trabajar en el caso de una migración neta nula, pero sólo 30 en el escenario en el que se duplican las admisiones.

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El escenario de inmigración cero predice un PIB real de sólo US$ 32 billones para 2060, más de un 27% menos que si se mantienen las tendencias recientes. Si el Congreso mantuviera la actual combinación de visados pero duplicara las admisiones anuales, EE.UU. aumentaría el crecimiento económico en más de un 40% en relación con el escenario que prolonga las tendencias de referencia de 2018.

Mientras tanto, el aumento de la inmigración es una forma de mantener los gastos actuales asociados a los pagos de la Seguridad Social. En 2018, los pagos a la Seguridad Social representaron alrededor de una cuarta parte de todo el gasto federal, y esta proporción se mantendría igual si se duplicaran las admisiones de inmigración. Sin embargo, si las tendencias actuales se mantuvieran, este porcentaje aumentaría hasta cerca del 31% en 2060. Y si la inmigración se redujera a cero, los pagos a la Seguridad Social acabarían consumiendo el 35% del presupuesto federal, lo que reduciría otros programas federales.

En resumen: las políticas son importantes. Las decisiones que el Congreso y la Casa Blanca toman hoy determinan la composición demográfica de nuestro país y diseñan nuestro futuro económico.

Esto sitúa la desesperación de los solicitantes de asilo en la frontera sur de Estados Unidos en una nueva perspectiva. Sin duda, Estados Unidos necesita un sistema ordenado de gestión de la migración. Pero los jóvenes y laboriosos recién llegados que anhelan estabilizar sus vidas y asegurar su supervivencia también son en realidad fundamentales para la supervivencia de nuestra nación.

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